Varios historiadores argumentan que el garbanzo ingresó en territorio español a través de los cartagineses (Cartago), en el siglo III, y que, para los romanos, específicamente en Pompeya, la sopa de garbanzos era un plato fundamental. Estudios también revelaron que, para los egipcios, el garbanzo freído (luego de dejarlos en remojo), era uno de los platos preferidos (1580 a 1100 A.C.).

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Existe evidencia de su protagonismo (garbanzo) en los Jardines Colgantes de Babilonia, a finales de le edad del Bronce, aunque se estableció que, en la era neolítica, se cultivaba en lo que en la actualidad es Turquía, en el año 6000 A.C., y en Siria, en el año 11000 A.C.

El garbanzo es considerado una leguminosa dueña de una gran cantidad de proteínas, fibra y carbohidratos, entre otros, y fueron los españoles los que trajeron las primeras semillas al Nuevo Continente, en época de la Colonia, para prepararla en ocasiones especiales. Sin embargo, existen algunos inconvenientes a la hora de cocinarlos, entre esos que hay que dejarlos remojando la noche anterior para poder hacer una receta con ellos al otro día y disfrutarlos.

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Cómo ablandar los garbanzos de manera rápida

– Lleva los garbanzos a un recipiente para microondas y cúbrelos con agua y tápalos con vinipel (no olvides hacer un huequito en el centro). Cuando tengas listo este paso, llévalos a cocinar 15 minutos en el horno. Este truco es infalible, algunos aficionados de la cocina recomiendan recurrir a este método para prepararlos como si los hubieras dejado la noche anterior en remojo.

– Larga vida al bicarbonato. Lleva a una olla los garbanzos con mucha agua y 1 cucharada de bicarbonato de sodio, cocina por 10 minutos y luego déjalas reposar. El siguiente paso es colarlos y ya están más que listos para crear recetas.