
Viajar en avión es, según todas las estadísticas, el medio de transporte más seguro del mundo. Con una probabilidad de accidente fatal de aproximadamente 1 entre 205,552, según datos del Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos, volar es significativamente más seguro que viajar en automóvil, donde las probabilidades de un accidente mortal son de 1 entre 102.
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Sin embargo, la cobertura mediática de incidentes aéreos, aunque raros, genera curiosidad y ansiedad en muchos pasajeros. Una de las preguntas más comunes es: ¿existe un asiento más seguro en un avión en caso de accidente?
Aunque no hay una respuesta definitiva debido a la imprevisibilidad de los accidentes aéreos, estudios y análisis estadísticos ofrecen pistas interesantes sobre las zonas del avión con mayores tasas de supervivencia.
La parte trasera del avión: una ventaja estadística
Diversos estudios han analizado datos de accidentes aéreos para determinar si ciertos asientos ofrecen mejores posibilidades de supervivencia. Un análisis de la revista Time de 2015 basado en datos de la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos, citado por Business Insider, examinó 17 accidentes aéreos entre 1985 y 2000 donde hubo tanto víctimas fatales como sobrevivientes.
Los resultados indicaron que los pasajeros sentados en el tercio trasero del avión tenían una tasa de mortalidad del 32 %, en comparación con el 39 % en el tercio medio y el 38 % en el tercio delantero. Este hallazgo sugiere que la parte trasera del avión tiende a ser la más segura en caso de accidente.
Esta conclusión fue respaldada por un estudio anterior de Popular Mechanics en 2007, que analizó datos de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) de accidentes aéreos en Estados Unidos desde 1971. Según este análisis, los pasajeros en la parte trasera tenían un 69 % de probabilidad de sobrevivir, frente a un 56 % en la zona de las alas y un 49 % en la parte delantera.
La razón principal radica en la dinámica de los impactos: en muchos accidentes, la parte delantera del avión absorbe la mayor parte de la energía cinética, mientras que la sección trasera tiene más probabilidades de permanecer intacta, según Daniel Kwasi Adjekum, investigador de seguridad aérea de la Universidad de Dakota del Norte, mencionado en un artículo de la revista estadounidense Wired.
Asientos centrales, una protección adicional
No solo importa la ubicación en el avión, sino también el tipo de asiento dentro de la fila. Según el análisis de Time, los asientos centrales en la parte trasera del avión presentan la tasa de mortalidad más baja, con un 28 %, en comparación con un 44 % para los asientos de pasillo en el tercio medio de la cabina. La razón es simple: los pasajeros en los asientos centrales están ‘amortiguados’ por las personas a ambos lados, lo que puede ofrecer una protección adicional en caso de impacto.
Por el contrario, los asientos de pasillo, aunque facilitan el acceso a las salidas de emergencia, exponen a los pasajeros a riesgos como equipaje suelto o escombros que puedan desplazarse por el pasillo durante un accidente.
Cercanía a las salidas de emergencia, un factor clave
Otro factor crítico para aumentar las posibilidades de supervivencia es la proximidad a una salida de emergencia. Un estudio de la Universidad de Greenwich, que analizó 105 accidentes aéreos y los relatos de 2.000 sobrevivientes, encontró que los pasajeros sentados a cinco filas o menos de una salida de emergencia tienen una mejor oportunidad de escapar rápidamente, especialmente en caso de incendio.
Sin embargo, la ventaja disminuye significativamente si el asiento está a seis filas o más de la salida. Además, los asientos de pasillo ofrecen una probabilidad ligeramente mayor de supervivencia (65 %) en comparación con los de ventanilla (58 %), debido a la facilidad de acceso a las salidas.




Es importante destacar que no todas las salidas de emergencia son utilizables en un accidente. Por ejemplo, en el incidente del vuelo de Japan Airlines en el aeropuerto de Haneda en 2024, algunas salidas no pudieron usarse debido a un incendio. Por ello, los expertos recomiendan familiarizarse con la ubicación de las salidas más cercanas antes del despegue y contar mentalmente las filas hasta ellas, una práctica que puede ser crucial en situaciones de poca visibilidad.
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