En los entornos donde se evidencia violencia contra los animales hay una gran probabilidad de la existencia de agresión hacia niños, ancianos, o personas en desigualdad de condición y viceversa.

El maltrato animal puede, por lo tanto, ser un indicador de otro tipo de abusos e incluso predecirlos. El conocimiento de esta estrecha relación, ha llevado a que en países como Estados Unidos, las autoridades policiales, de protección infantil-familiar y las de protección animal, establezcan sistemas de información cruzada para conocer más acerca del perfil de los maltratadores y hacerles seguimientos rigurosos.

La observación especializada de criminales violentos en prisión, muestra como un alto porcentaje de ellos, maltrató animales en su niñez. Si bien es cierto que no todo niño que haya cometido algún acto de crueldad con un ser débil a su percepción se convertirá en un criminal violento, los psicólogos infantiles concuerdan en afirmar que si el niño no muestra remordimiento, arrepentimiento o hace alarde de sus acciones, es un indicador preocupante de que es testigo o víctima de violencia doméstica.

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Según los manuales de trastornos psiquiátricos la escala de comportamientos antisociales tiene la siguiente estructura:

•  Agresión a animales o personas.

•  Destrucción de la propiedad.

•  Fraudes o hurtos.

•  Violación grave de las normas.

•  Violencia con graves consecuencias.

El vínculo que contemple lo anterior, contiene los principios básicos: compañerismo, amor-afecto, placer y protección. A nivel escolar, y como herramienta educativa, los animales ofrecen a los niños una enorme variedad de posibilidades para aprender sobre la vida y procesos biológicos de forma accesible, además de habilidades sociales y de relacionamiento positivo.

Los expertos aseguran que uno de los factores más importantes en la educación de un niño, es el inculcar el concepto de empatía desde la primera infancia. Insistir en que los niños tengan la habilidad de imaginarse a sí mismos en el lugar del otro es una manera casi infalible de prevenir que en el futuro cometan actos de violencia.

El fomento de empatía en los niños se puede conseguir mediante la conexión de estos con los animales, pues se puede sentir más fácilmente identificado con otro ser pequeño y vulnerable que con un adulto. Los niños mentalmente sanos sienten espontáneamente ternura, afinidad y sensibilidad hacia los animales, son más propensos a entender sobre sus sentimientos y emociones, de allí que sea más sencillo crear bases de respeto en ese momento clave del desarrollo y de relacionamiento positivo.

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“En los países donde el modelo de Educación Humanitaria ha sido empleado de manera exitosa, se ha demostrado, que en entornos violentos los niños del programa han trasladado las actitudes compasivas que tuvieron con los animales hacia sus semejantes”.

Educación Humanitaria, un modelo de valores

A pesar de que el concepto de Educación Humanitaria empezó a ser utilizado a finales del siglo XIX como un intento por prevenir el maltrato hacia los animales, solo fue ampliamente conocido hasta que varias organizaciones de protección animal en Estados Unidos, lo incluyeron dentro de sus campañas.

Este modelo apunta a la creación de valores de toda índole, así como a una percepción y comprensión amplia del medio ambiente, ayudando a los niños a reconocer su relación con el delicado sistema que mantiene toda la vida en el planeta, buscando generar un comportamiento responsable, compasivo, de aprecio, con actitudes positivas tanto hacia los seres no humanos como para los semejantes y la Naturaleza en general. Una de las metas es la adquisición de unas bases éticas que permitan determinar el comportamiento adecuado e inadecuado hacia los animales y hacia ellos mismos.

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Evidencias de relacionamiento sano de los niños con los animales, contemplan una convivencia donde haya:

  • Estímulos de cariño bajo actuación con responsabilidad: alimento, cuidado, juego, etc.
  • Estímulos reconfortantes, agradables, relajantes que incluso tienen repercusión en la autoestima: acariciar, peinar, bañar, hablar etc.
  • Protección. Estimula empatía, ayuda a darse cuenta de las necesidades del animal.

¿Cómo aplicamos los principios de la Educación Humanitaria?

El modelo educativo de nuestro país, lamentablemente se encuentra hasta ahora carente de estos conceptos, son pocas las instituciones, maestros y entornos escolares que tienen

algún conocimiento al respecto y que lo aplican. Hasta hace menos de 10 años y con asesoría de organizaciones de base internacional se empezó a construir alrededor de su posible implementación en nuestro sistema.

Actualmente y después de algunos pequeños proyectos se avanza en el diálogo con los entes involucrados y se ha ampliado el rango de oferta de programas. De hecho, en la coyuntura nacional de posconflicto se presenta un escenario interesante para empezar a aplicar en contexto los principios de la Educación Humanitaria.

Andrea Hurtado, Bióloga.

Activista en protección animal

Coordinadora Educativa Equipo Bogotá por los animales