La profesora de gestión de aguas residuales de la Universidad Tecnológica de Darmstadt, Alemania, agregó: “La tecnología está totalmente desarrollada, los métodos están listos: el sistema podría ser puesto en marcha en cualquier momento. Lo único que falta es la voluntad desde el plano político”.

Dicha universidad es uno de los dos únicos laboratorios de referencia de toda Europa que secuencian muestras de aguas residuales. El laboratorio ha analizado muestras de unas 50 plantas de purificación de aguas de todo el continente.

En Fráncfort ya se completó un estudio, otro está siendo analizado en Wiesbaden, también en la región alemana de Hesse. Lacker explicó que científicos de todo el mundo han demostrado que es posible utilizar las plantas de tratamiento de aguas residuales como sistema de alerta temprana.

“Básicamente, el desarrollo (de una pandemia, como la de COVID-19) se ve antes en las aguas residuales que en el campo de la medicina”, recalcó Lackner. “Se ganan entre 4 a 10 días, según sea la tecnología”.

La experta detalló que al examinar las aguas residuales es posible detectar dos factores principales: por un lado, el aumento o la disminución de la concentración de virus -es decir, si hay más o menos personas infectadas-, y por otro, qué variantes del virus están circulando.

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Para ello, los laboratorios utilizan las muestras que se toman de forma rutinaria en las plantas de purificación, por lo que el Estado no tiene que realizar tareas adicionales para obtener esa información, según Lackner.

En la Universidad de Darmstadt también coordina los dos proyectos pilotos en Fráncfort y Wiesbaden.

Por cierto, la tecnología no es nueva, sostuvo Lackner. “Este tipo de procedimiento también fue aplicado con éxito en el pasado, para seguir el curso de los virus de la poliomielitis”, apuntó.