El informe de esta ONG, (WWF, por sus siglas en inglés), detalla que cada año, en las fincas productoras se pierden 1.200 millones de toneladas de alimentos, además de los 931 millones de toneladas que se desperdician en la venta minorista y el consumo.

Esto equivale a decir que, en el mundo, aproximadamente el 40 % de la comida que se produce no se consume, y representa el 10 % de las emisiones de gases de efecto invernadero globales.

La organización detalla que el hallazgo prendió las alarmas, pues son más de mil millones de toneladas más que la última estimación disponible.

WWF explica que la producción de alimentos emplea una gran cantidad de tierra, agua y energía, por lo que los alimentos desperdiciados tienen un impacto significativo en el cambio climático.

¿Cuáles son las causas?

Al analizar los factores que contribuyen al desperdicio de alimentos, el informe desmiente que la pérdida de alimentos en las fincas productoras sea un problema que ocurre en las regiones con niveles más bajos de industrialización.

El estudio muestra que las pérdidas per cápita en la fase de producción son generalmente más altas en las regiones industrializadas.

Por ejemplo, los países de ingresos altos y medianos de Europa, América del Norte y Asia industrializada contribuyen con el 58 % de los desperdicios de las cosechas mundiales. Esto, a pesar de tener una mayor mecanización agrícola y solo el 37% de la población mundial.

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¿Cuáles son las soluciones?

WWF propone un camino para que los actores relacionados a los sistemas alimentarios globales aborden la pérdida y el desperdicio de alimentos, particularmente en las fincas productoras, en las primeras partes de la cadena de suministro.

Según dice, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12.3 habla específicamente de la pérdida y el desperdicio de alimentos, estableciendo que, para 2030, el desperdicio debe reducirse a la mitad, en las ventas al por menor y el consumo. Sin embargo, los objetivos para reducir la pérdida de alimentos solamente hacen referencia a la postcosecha, pero no incluyen metas concretas que sean medibles.

Aunque varios países están comenzando a desarrollar planes de acción para abordar la pérdida y el desperdicio de alimentos, a menudo se concentran en la última etapa de la cadena de suministro, en gran parte porque la escala y gravedad del problema en las fincas productoras no se ha dimensionado hasta el momento.

Ken Murphy, CEO de Tesco, por ejemplo, dijo que la multinacional británica minorista de comestibles y mercancías trabaja para reducir el desperdicio de alimentos y ya hemos reportado una reducción de más del 40 % y está tomando medidas, desde ampliar los criterios y especificaciones y vender verduras de apariencia “diferente”, hasta donar productos agrícolas excedentes a escuelas y comunidades en Kenia.

La organización agrega que “adoptar una visión más integral y abordar las pérdidas en todas las etapas de la producción ayudará a mitigar el cambio climático, reducirá la presión frente a la conversión de la naturaleza, y ayudará a lograr la seguridad alimentaria”.

Este informe muestra que los alimentos se pierden en las fincas productoras por una variedad de razones, incluidos factores controlables y decisiones humanas.

Lilly Da Gama, gerente del Programa de Pérdida y Desperdicio de Alimentos de WWF-Reino Unido y una de los autores principales del informe, detalló que el documento busca dejar claro que “proporcionar acceso a tecnología y capacitación en la producción no es suficiente; las decisiones que las empresas y los gobiernos toman más adelante en la cadena de suministro tienen un impacto significativo en los niveles de alimentos que se pierden en las mencionadas fincas”.

“Para lograr una reducción significativa, los gobiernos nacionales y los actores del mercado deben tomar medidas para apoyar a los agricultores de todo el mundo y comprometerse a reducir a la mitad el desperdicio de alimentos en todas las etapas de la cadena de suministro. Las políticas actuales no son lo suficientemente ambiciosas”, detalló Da Gama.