Únicamente el estudio de los años venideros permitirá saber si todavía podemos salvar la banquisa del Ártico, presente todo el año gracias a una protección del clima, o si ya hemos traspasado ese punto de no retorno”, dijo Markus Rex, ocho meses después del retorno de la misión internacional que estuvo un año en el Ártico.

“La desaparición de la banquisa de verano en el Ártico es una de las primeras minas en este campo de minas, uno de los primeros puntos de no retorno a los que se llega cuando vamos demasiado lejos en el calentamiento” global, agregó el científico en una rueda de prensa en Berlín, con la ministra de Educación e Investigación, Anja Karliczek.

De hecho, “podemos preguntarnos si no hemos caminado ya sobre esta mina y activado el inicio de la explosión“, estimó.

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Si ese punto irreversible se hubiera traspasado, el cambio climático puede causar consecuencias “en efecto dominó” para el planeta, advirtió el científico, y “agravar aún más el calentamiento con la desaparición del casquete polar de Groenlandia o el deshielo de zonas amplias del permafrost del Ártico”.

La mayor expedición enviada al Polo Norte, llamada MOSAIC, regresó a Alemania en octubre y sus responsables alertaron sobre la amenaza que planea sobre la banquisa, que desaparece a una “velocidad dramática”.

Durante sus 389 días en el mar, los equipos a bordo del rompehielos Polarstern recogieron mucha información sobre el cambio climático, principalmente en los meses en que el navío estuvo a la deriva en los hielos del Polo Norte.

El retroceso de la banquisa es considerado por los científicos como el “epicentro del calentamiento global”, según Rex.