“Hasta ahora tuvimos unos 250 pacientes. El 20 % de ellos tiene daños en órganos”, dijo Dominik Buckert, el médico jefe asistente del ambulatorio especial de efectos tardíos en pulmones, corazón y vasos sanguíneos del Hospital Universitario de Ulm.

Buckert añadió que la mayor parte de los restantes pacientes se siente menos fuerte que antes de la enfermedad, pero que en ellos los médicos no pudieron constatar daños.

Detalló que la mayoría de las personas que acudieron a la consulta tienen entre 40 y 50 años. “Y en realidad son relativamente sanas, es decir, sin enfermedades crónicas previas”, comentó al explicar que los más jóvenes, en su mayoría hombres, tienen alrededor de 20 años.

El Hospital Universitario estableció estas consultas para personas con efectos tardíos de COVID-19 en febrero de este año.

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Los especialistas en medicina interna de Ulm observaron sobre todo miocarditis, es decir, inflamación de la capa media de la pared del corazón, y los efectos de ello. Entre ellos figuran, según Buckert, insuficiencia cardiaca y arritmias.

“En el caso de los pulmones, observamos que la estructura pulmonar se modifica y así el intercambio gaseoso es peor”. En consecuencia, se presenta dificultad para respirar.

Buckert explicó que los conocimientos recogidos hasta ahora se corresponden con los informados en otros hospitales sobre los efectos tardíos del coronavirus.