Las bajas temperaturas en Siberia son capaces de llevarte a la hipotermia y, en el peor de los casos, a que las articulaciones te dejen de funcionar por la exposición al inclemente frío.

Vivir en esta parte del planeta es un verdadero desafío para los seres vivos. Justamente les venimos a resumir la historia de Dymka, una gata que estaba al borde de la congelación. Una mujer la recogió en Siberia y decidió llevarla a un centro veterinario.

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¿Cómo encontraron a la gata?

Aunque llegaron a tiempo, el diagnostico fue contundente: para que el animal sobreviviera debía perder su cola, sus orejas y sus cuatro patas.

En circunstancias esperables, se le hubiera aplicado una inyección letal para frenar su sufrimiento. Pero Dymka tuvo una segunda oportunidad, no solo porque el equipo médico que la trató hizo lo posible por controlar su frío extremo; también planearon devolverle la movilidad con la condición de que la señora la cuidara.

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Y aquí está el milagro. A mediados de 2019, en una operación compleja, recuperó sus cuatro patas. Un equipo interdisciplinario diseñó las prótesis que le permiten caminar y desenvolverse libremente.

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Los investigadores de la Universidad Politécnica de Tomsk diseñaron las prótesis que finalmente el organismo de la felina asimiló satisfactoriamente. Gracias al esfuerzo de los veterinarios y de la mujer que adoptó a Dymka, actualmente la gata es un ejemplo inspirador.

Dymka es sinónimo de segunda oportunidad. Si ella pudo, ¿por qué otros no? A continuación, compartimos un video de la protagonista de esta historia.