La mujer, de 27 años, fue puesta en coma inducido cuando tenía 34 semanas de gestación y, al mismo tiempo, los médicos decidieron hacerle una cesárea; de esta manera, Angela tendría “más oportunidades de luchar” por su vida y de proteger a su bebé (una niña), informó Today.

El medio indicó que el pasado 6 de abril, la estadounidense despertó del coma y, por su puesto, se llevó una sorpresa al ver que su bebé ya no estaba en su vientre.

“Desperté ya no tenía mi barriga. Fue extremadamente alucinante”, manifestó Angela al portal.

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De acuerdo con Today, la mujer salió del hospital el pasado sábado, pero aún no ha podido ver a su hija, pues la pequeña está en la unidad de cuidados intensivos y Angela todavía debe recuperarse por completo del coronavirus.

El medio también reportó que, por fortuna, la recién nacida no se infectó del COVID-19; el esposo y la otra bebé de Angela también se salvaron de contagiarse.

Ahora, según el mismo portal, la mujer tendrá que dar negativo en dos pruebas de coronavirus consecutivas para poder visitar a su bebé en el hospital.

A continuación puede ver una foto de Angela, y otra de su bebé: