La propiedad pertenece a un arquitecto y está avaluada en 540.000 libras esterlinas, unos 2.780 millones de pesos, recoge el diario británico The Sun.

El trabajo que el arquitecto Jay Kurgi, de 40 años y con una familia de seis integrantes, le encomendó al maestro de obra fue hacer un piso adicional y ampliar la cocina de la casa de 4 habitaciones.

Una vez terminada la obra, que comenzó en febrero pasado, el problema se generó porque el obrero le cobró 3.500 libras esterlinas de más, por concepto de horas extras (18 millones de pesos).

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Cuando Kurgi regresó de algunos días de descanso con su familia, vio que la casa estaba en ruinas, y no tenía techo, pero se llevó una sorpresa al llamar a la policía de Inglaterra, que se negó a atender la situación porque se trataba de “una disputa civil, no un caso criminal”.

Para destruir lo que había remodelado, el contratista usó una retroexcavadora con una pala larga para demoler el techo de la vivienda.

El contratante dijo que la situación era una pesadilla: “Infortunadamente, escogí al peor contratista de toda Gran Bretaña”, lamentó, citado por The Sun.

Los escombros de la semidemolición fueron cuidadosamente dejados a la entrada de la vivienda, una historia que se hizo viral.