En medio de la invasión de Rusia, los soldados y policías en Ucrania viven en un gran estado de tensión, por lo que muchos ciudadanos locales y extranjeros son detenidos en diferentes puntos del país para que sean identificados.

Buscan por todos lados a espías rusos, por lo que muchas veces personas inocentes terminan pagando con su tiempo o sustos, que solo buscan refugio o comida.

Este fin de semana, Daniel Matamala, que trabaja para para el diario La Tercera de Chile, para Chilevisión y también para la CNN de Chile, contó que fue retenido junto a otros periodistas de diferentes naciolidades.

Sin embargo, tuvo la fortuna, en medio de la tensión y no poderse comunicar correctamente con los soldados ucranianos, que un tatuaje del fallecido Diego Armando Maradona fuera clave para su liberación.

“Hoy, en uno de los controles de la ruta, la policía nos requisó documentos, cámaras, teléfonos, y nos escoltaron a la comisaría. Los primeros interrogatorios fueron tensos: es un país en guerra y se sospecha de espías o saboteadores, inició su relato a sus más de 200.000 seguidores.

“Hasta que uno de los policías vio los pasaportes de mis colegas argentinos y entre un montón de palabras en ucraniano, dijo dos que entendimos: ‘Messi’ y ‘Maradona’. Ahí todo cambió, agregó el periodista chileno.

Luego, detalló que gracias a esos nombres, de los reconocidos futbolistas argentinos, el trato de los policías ucranianos cambió por completo y segundos después los liberaron por el tatuaje de Maradona.

“Nuestro gran camarógrafo (Juan Zamudio @jzamudio1985) mostró que tiene un tatuaje de Diego Maradona en la pantorrilla… Nos dejaron libres y nos devolvieron los equipos. Nos salvó la mano de D1OS, finalizó Daniel Matamala.

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Pero Matamala no ha sido el único chileno que ha estado en situaciones complicadas en Ucrania. La presentadora Paulina de Allende hizo fuerte acusaciones en redes sociales por “malos tratos”.

“Fuimos detenidos por alrededor de una hora y media. Interrogados, fotografiados. Nos detienen, nos piden documentos y nos apuntan más de dos policías de civil y otros dos con uniforme”, contó, citada por el portal Dupos.

“Nos hacen esperar y nos llevan a un lugar, y ahí me tomé más en serio la cosa, porque no era como una comisaría chiquitita, sino que nos llevaron a una sala muy bien establecida, muy firme. Una especie de sala interrogatoria donde, del otro lado del vidrio hay cuatro o cinco personas escuchando. Fue muy duro, señaló la corresponsal desde Ucrania.