Se trata de la ley de alienación del afecto, más conocida como la “destructora de viviendas’. Esta permite a un cónyuge demandar a otra persona “por interferir deliberadamente con la relación matrimonial”, explica el Instituto de Información Legal de la Facultad de Derecho de Cornell.

Aunque generalmente el demandado “suele ser la persona con la que un cónyuge engañó al otro”, la ley también permite demandar a los suegros o a los parientes que aconsejen al cónyuge terminar con su matrimonio, agrega el mismo instituto.

CNN informó que, gracias a esa ley, Kevin ganó una indemnización de 750.000 dólares, equivalentes a más de 2.500 millones de pesos.

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De acuerdo con la cadena de noticias, el hombre empezó a sospechar de que su esposa tenía un amante cuando, después de 12 años de matrimonio, ella le dijo que quería divorciarse.

La mujer argumentó que Kevin trabajaba demasiado y por eso quería terminar la relación. Tras investigar, el esposo descubrió que su esposa lo engañaba con un compañero de trabajo. Según WITN-TV, ese hombre había cenado varias veces en la casa de la pareja.

Kevin aseguró a ese medio que, más allá del dinero, abrió este caso porque para él es necesario “que la gente entienda que la santidad del matrimonio es importante”.