Ese hombre visitó el Museo Vermilion Heritage, donde permanece la caja fuerte, y, solo para reír un poco, intentó abrir el compartimento de metal, informó BBC.

Mills contó a la cadena de noticias que usó “la combinación típica de un candado de clave: tres vueltas en dirección de la manillas del reloj (20), dos vueltas en dirección contraria (40) y una en dirección de las manillas del reloj (60)“.

De repente, y ante la mirada de asombro de varios visitantes, la caja fuerte se abrió. Tom Kibblewhite, guía del museo, manifestó al medio que “fue emocionante” presenciar ese momento, pues durante décadas nadie la había podido abrir, ni siquiera expertos en seguridad.

En entrevista con CBC, Kibblewhite contó que la caja estuvo varios años en el Hotel Brunswick, ubicado en Vermilion, pero el gerente nunca recordó la clave ni lo que había adentro de ella. Luego de ser donada al museo, los directivos del lugar hablaron con un cerrajero y este les dio diferentes combinaciones para que intentaran abrirla.

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Según el relato del guía, aunque ellos probaron todas las opciones que el experto les dio, ninguna funcionó. Ante esto, el cerrajero les dijo que probablemente sí pusieron la clave correcta, pero los engranajes de la caja no funcionaban de manera correcta.

Cuarenta años después y con el misterio de la clave resuelto, lo único que faltaba era conocer qué había dentro de la caja. Por desgracia, no había oro ni dinero; solo se encontraron pedidos de restaurantes y una factura sin pagar de 1977, indicó BBC.

El mismo medio señaló que, a pesar de que ya se pudo abrir el compartimento, el personal del museo teme que la cerradura se pueda trabar, así que la dejarán abierta.