El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
El periodismo de investigación representa una pieza clave en la defensa de la democracia y la transparencia, puesto que implica una labor meticulosa que va mucho más allá de la cobertura de la noticia inmediata. La meta principal de este ejercicio periodístico consiste en develar realidades que permanecen ocultas o poco visibles al escrutinio público, basándose en un proceso riguroso de análisis y revisión de fuentes confiables y pertinentes. Esta modalidad periodística aporta profundidad a la información, generando noticias con mayor impacto y credibilidad entre el público, como lo indica información citada en reconocidos referentes del campo [5].
Para alcanzar una investigación periodística robusta, la selección y el manejo prudente de diversas fuentes resultan determinantes. María Teresa Ronderos, reconocida especialista en el área, categoriza estas fuentes en abiertas —como bases de datos, informes académicos y documentos oficiales—, intermediadas, dentro de las que se cuentan entrevistas con expertos, exfuncionarios o testigos; y finalmente, fuentes secretas, cuya protección es esencial para resguardar la integridad de quienes aportan información sensible [1][4]. La legitimidad de las fuentes es un factor que incide directamente en la confianza y veracidad que la ciudadanía otorga a los hallazgos de las investigaciones [3].
La elaboración y el cultivo de un catálogo propio de fuentes confiables constituye una estrategia fundamental para cualquier periodista de investigación. Este inventario debe considerar expertos en la materia, organizaciones especializadas, actores involucrados o, de ser necesario, fuentes anónimas. En estos casos, la observancia de normas éticas para resguardar la identidad y derechos de los informantes es indispensable [7]. A la par, la utilización de herramientas tecnológicas, como bases de datos abiertas y softwares especializados en rastreo y conexiones de información, resulta crucial. Un ejemplo de ello es NINA, una plataforma desarrollada por el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística, que facilita la organización y cruce de datos relevantes [2].
El periodismo de investigación implica también una mirada crítica y la capacidad de ir más allá de lo que dicen las versiones oficiales. Supone el reto de desmontar discursos predominantes y hacer visibles relaciones de poder o hechos encubiertos que no suelen aparecer en fuentes públicas. Como advierten críticos del oficio, limitarse a la transcripción de declaraciones no constituye una verdadera investigación; esta requiere acciones para contrastar información, analizar entornos históricos, sociales y políticos, y fundamentar hipótesis en evidencia verificable [6].




En este sentido, el trabajo colaborativo, la dedicación temporal y una exhaustiva labor de documentación se tornan indispensables para comprender e interpretar el contexto de los hechos. Esto permite trascender acontecimientos aislados para llegar a una visión integral que abarque tanto sus causas como las posibles repercusiones a futuro [5].
En conclusión, el periodismo de investigación se sostiene en el uso responsable de diversas fuentes, el análisis exhaustivo y crítico de la información, la adopción de tecnología avanzada y un estricto compromiso ético. Solo de esta manera es capaz de aportar claridad, fomentar la rendición de cuentas e incentivar la confianza de la ciudadanía en el periodismo contemporáneo [1][2][4][5].
¿Cuál es la diferencia entre una fuente abierta y una fuente secreta en el periodismo de investigación? Las fuentes abiertas, según lo descrito en el texto, incluyen aquellas que son accesibles públicamente, como bases de datos, documentaciones oficiales y reportes académicos. Estas permiten a cualquier periodista indagar y verificar información por medios formales. En contraste, las fuentes secretas aportan datos o testimonios sensibles y requieren reserva absoluta para proteger su identidad, condición fundamental para resguardar a quienes por su posición o información podrían estar en riesgo.
¿Qué rol juegan las herramientas tecnológicas como NINA en la labor del periodismo de investigación? De acuerdo con la información proporcionada, herramientas como NINA —desarrollada por el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística— son equipos tecnológicos que facilitan la búsqueda, verificación y conexión de datos. Su uso es fundamental para ordenar la gran cantidad de información disponible, identificar vínculos relevantes y fortalecer el rigor en la presentación de resultados y pruebas, consolidando así la calidad del periodismo investigativo.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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