Por: El Espectador

El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.

Este artículo fue curado por pulzo   Sep 22, 2025 - 10:32 am
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El periodismo de investigación es reconocido como un baluarte indispensable para el fortalecimiento democrático y para proteger el derecho ciudadano a la información. Frente a la cobertura noticiosa diaria, este tipo de periodismo sobresale por la profundidad y el rigor analítico con los que examina sucesos y estructuras de poder. Los reportajes de investigación requieren meses e incluso años de dedicación, consulta de múltiples fuentes y trabajo colaborativo, ya que buscan aclarar realidades ocultas o distorsionadas tras discursos oficiales y versiones superficiales. Como resultado, estas investigaciones no solo revelan verdades incómodas, sino que pueden ser la chispa que desencadene debates públicos y motive reformas en políticas o comportamientos sociales.

Las fuentes confidenciales han sido históricamente una pieza clave en el ensamblaje gráfico del periodismo de investigación. Un ejemplo elocuente fue la participación de Bastian Obermayer en la obtención de los documentos filtrados que dieron lugar a los Panama Papers. Según lo documentado, la confianza, el respeto y la prudencia fueron determinantes para proteger la identidad de quienes arriesgaron su seguridad al compartir información sensible. El escándalo internacional que resultó permitió develar redes complejas de corrupción y evasión fiscal, subrayando el valor de fuentes confiables y de la ética periodística para resguardar a quienes colaboran en estos procesos.

La transformación digital también ha impactado el ejercicio investigativo en América Latina. Plataformas como NINA –herramienta impulsada por el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP)– han revolucionado el acceso, cruce y análisis de información pública relevante. Desde 2020, NINA ha servido a más de 400 periodistas en la región permitiéndoles detectar conexiones entre empresas y funcionarios. Este tipo de iniciativas contribuyen a transparentar la función pública y contrarrestan las dificultades habituales de acceso a datos, pues automatizan búsquedas complejas y ofrecen criterios claros para el análisis de relaciones de poder.

La credibilidad sigue siendo un factor determinante que condiciona el alcance y la eficacia del periodismo de investigación. De acuerdo con el Instituto Donald W. Reynolds de Periodismo en Estados Unidos, medios de referencia global como Reuters, The Economist y BBC sobresalen debido a su enfoque analítico y su implementación de criterios objetivos en la presentación de los datos. Al evitar titulares sensacionalistas y mantener la sobriedad en la redacción, estos medios aseguran la confianza del público y refuerzan la percepción de integridad.

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El fortalecimiento metodológico es otra tendencia que ha cambiado el panorama del periodismo de investigación actual. El uso de técnicas científicas –desde encuestas y análisis de contenido hasta entrevistas en profundidad y grupos focales– ha permitido a periodistas profundizar en sus hipótesis, sustentándolas con evidencia empírica de mayor calidad. Este enfoque interdisciplinario, aunque implica una formación más especializada y un cambio de mentalidad en la profesión, eleva los estándares de calidad y minimiza riesgos de interpretación subjetiva o manipulación de hechos.

En conclusión, el periodismo de investigación requiere herramientas tecnológicas, compromiso ético con la protección de las fuentes, credibilidad pública y métodos científicos rigurosos. Todo esto converge para garantizar reportajes integrales que contribuyan a la transparencia y a la rendición de cuentas, pilares fundamentales en una sociedad democrática y participativa.

¿Cómo garantiza la herramienta NINA la protección de datos y privacidad de las fuentes?
El interés en la protección de datos surge porque los periodistas suelen manejar información sensible y confidencial relacionada con corrupción o abuso de poder. Según los datos disponibles, NINA, desarrollada por el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), facilita el acceso a información pública conectando bases de datos abiertas, lo que sugiere que el uso de datos sigue parámetros de transparencia y acceso autorizado. Sin embargo, en el contexto de investigaciones delicadas, el resguardo de la privacidad es una prioridad que requiere la aplicación estricta de protocolos éticos y de seguridad, especialmente al tratar temas donde las fuentes pueden estar en riesgo. La forma en que NINA maneja esta privacidad es relevante, ya que del anonimato y la protección depende el flujo y la calidad de la información obtenida por los periodistas.

¿Qué significa “sobreinformación” y cómo afecta al periodismo de investigación?
La “sobreinformación” se refiere a la abundancia y el exceso de datos disponibles, en muchos casos dispersos y sin filtrar, que pueden dificultar la identificación de hechos relevantes. En el periodismo de investigación, este fenómeno representa un reto adicional, pues requiere habilidades técnicas para gestionar y analizar grandes volúmenes de información. Las plataformas digitales especializadas, como NINA, han surgido como respuesta a este desafío, ya que automatizan la búsqueda y el cruce de datos, permitiendo a los periodistas enfocarse en el análisis y la interpretación crítica. La correcta administración de la sobreinformación resulta crucial para no perderse en detalles irrelevantes y garantizar la rigurosidad de las investigaciones.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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