Cinco pacientes se ofrecieron como voluntarios para participar en un estudio científico que observaría el interior de sus cerebros durante la noche.

El objetivo del equipo de neurocientíficos de la Universidad Northwestern y de los médicos del Centro de Epilepsia de la Universidad de Chicago (ambas universidades estadounidenses) era estudiar la actividad eléctrica de los voluntarios mientras dormían. Otro propósito del estudio era investigar posibles tratamientos para sus trastornos convulsivos.

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Hasta hace poco, la información que se conocía al respecto se limitaba a los datos que un electroencefalograma (EEG) arrojaba a los investigadores. Un EEG permite estudiar la actividad neuronal de una persona a través pequeños discos de metal (electrodos) que se le colocan sobre el cuero cabelludo.

Sin embargo, lo que hizo el equipo de médicos de la Universidad de Chicago y la Universidad de Northwestern fue ir más lejos: registraron esa actividad eléctrica desde el interior del cerebro e identifcaron las zonas involucradas. En el estudio también participaron psicólogos de la Universidad de Michigan y Middlebury College (Vermont).

La información que lograron mapear los investigadores, les permitió dar un paso en la comprensión de cómo funciona el almacenamiento de la memoria.

Gracias a sus resultados y a los datos visuales que publicaron en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), ahora la ciencia conoce las áreas del cerebro involucradas en el proceso de almacenamiento de la memoria durante la noche. 

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Si bien los autores de la publicación advierten que el número de pacientes estudiados fue pequeño, para ellos fue posible sacar conclusiones sólidas porque los cinco mostraron los mismos patrones de mejora de la memoria y actividad eléctrica.

Estamos investigando cómo las personas logran recordar las cosas que han aprendido, en lugar de olvidarlas”, dijo Ken Paller, director del Programa de Neurociencia Cognitiva de Northwestern e investigador principal del estudio. “Nuestra opinión es que el sueño contribuye a esa capacidad”.

“El sueño contribuye a la consolidación de la memoria, suponemos, porque los recuerdos se reproducen durante el sueño. Comprender este aspecto de la consolidación puede ayudar a optimizar el aprendizaje normal en muchos contextos y al tratamiento de trastornos de la memoria y otras enfermedades”, explican el equipo de investigadores en la introducción del documento.