Recientes estudios realizados en un instituto de investigación brasileño demostraron que el consumo constante de bebidas azucaradas durante dos meses hizo que ratones sufrieran daños significativos en su cerebro.
Investigaciones en todo el mundo han advertido que la alta ingesta de azúcar que se encuentra en estos refrescos representa un riesgo para la salud, desencadenando enfermedades cardiacas y diabetes.
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Sin embargo, nuevos estudios sugieren que el consumo a largo plazo de bebidas azucaradas puede afectar la cognición, causando angustia celular y provocando problemas de memoria. El experimento se realizó en tres grupos de ratas, clasificadas por edades de 2, 8 y 14 meses; después de esto subdividieron cada grupo, uno recibió solo agua como bebida mientras que el otro recibió bebidas azucaradas y agua.
Al completar 67 días, investigadores hicieron pasar a las ratas por algunas pruebas de laberinto, encontrando que las más jóvenes (dos y ocho meses) que recibían bebidas azucaradas mostraron un deterioro de la memoria en múltiples pruebas de laberintos, aunque las de 14 meses no.
Después las ratas fueron sacrificadas para estudiar el cerebro, encontrando en el estudio de la corteza frontal, el área del cerebro que desempeña un papel en funciones como la memoria, la atención y el juicio, que la ingesta de bebidas azucaradas, redujo la actividad de catalasa en las ratas de 8 meses y redujo la actividad del superóxido dismutasa en los cerebros de ratas de 8 y 14 meses.
El hipocampo, que desempeña un papel en la memoria y el aprendizaje (en los seres humanos se han asociado con trastornos como la ansiedad, la depresión y el trastorno bipolar), también se encontró alterado en la actividad de la catalasa la cual aumento en ratas de 2 y 8 meses, mientras que los niveles de diacetato de dicloro-dihidro-fluoresceína aumentaron en todos los roedores.
En general, los investigadores encontraron que el estrés oxidativo aumentó con el consumo a largo plazo de bebidas azucaradas, al igual que el deterioro de la memoria, y las ratas más jóvenes parecían ser más propensas a alteraciones del comportamiento en su consumo. A pesar de que los hallazgos no pueden correlacionarse directamente con los efectos que las bebidas azucaradas pueden causar en el humano, las investigaciones sirven como advertencia ante el impacto que podría tener el consumo a largo plazo de estas bebidas.
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