Por: EL PILON SA

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Este artículo fue curado por pulzo   Sep 23, 2025 - 6:36 pm
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La reciente captura de Albeiro Galvis Álvarez, de 52 años, tras agredir a su hijastra de 14 años en el municipio de Codazzi, Cesar, puso de manifiesto una problemática persistente y alarmante: la violencia intrafamiliar contra menores de edad en Colombia. La actuación rápida por parte de las autoridades, según lo informado por la Policía Metropolitana de Valledupar, impidió consecuencias aún más graves para la adolescente e inició un proceso judicial en el que Galvis enfrenta cargos por violencia intrafamiliar.

Este caso aislado permite observar un fenómeno mucho más amplio y complejo. De acuerdo con el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, los episodios de agresión física contra menores han aumentado un 10% en los últimos cinco años. El informe señala que la mayoría de estos hechos tiene lugar dentro del núcleo familiar, siendo los padres, padrastros o principales cuidadores quienes ejercen la violencia. A esta preocupante tendencia se suman los datos del Sistema Nacional de Información en Salud, SISPRO, los cuales destacan que el maltrato físico y emocional sigue predominando en niños y adolescentes, especialmente en departamentos de la región Caribe como Cesar, donde coexisten variables urbano-rurales que dificultan la oportuna detección y el seguimiento de los casos.

La ley colombiana ha definido mecanismos encaminados a salvaguardar los derechos de la infancia, como el Código de Infancia y Adolescencia y la Ley 1257 de 2008, que sanciona expresamente la violencia intrafamiliar. A pesar de estos avances, la Defensoría del Pueblo advierte fallas en prevención, denuncia y atención, reclamando un reforzamiento en las capacidades de las autoridades, así como en las rutas de atención y protección de las víctimas.

Por su parte, UNICEF resalta que los efectos de la violencia ejercida contra menores no solo son inmediatos, sino que pueden incidir en su vida adulta mediante el desencadenamiento de problemas de autoestima, dificultades de conducta y una mayor vulnerabilidad a repetir patrones de abuso o victimización. Por ello, el abordaje requiere la articulación de diversas disciplinas, incluyendo salud mental, educación y justicia social.

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Ante este panorama, en los últimos años han surgido iniciativas comunitarias y campañas de sensibilización lideradas por la Agencia para la Reincorporación y Normalización junto a entes territoriales, enfocadas en fortalecer la participación ciudadana en la denuncia y prevención activa del maltrato infantil, según documentó El Espectador en 2024. Paralelamente, el impulso tecnológico ha permitido la puesta en marcha de servicios de atención inmediata, como la línea 123 y plataformas digitales que admiten denuncias anónimas para facilitar la intervención temprana, según el Ministerio de Tecnologías de la Información.

El arresto de Galvis Álvarez fuera del contexto privado evidencia que la violencia intrafamiliar puede trascender los límites del hogar, obligando a una respuesta integral que combine presencia estatal, conciencia social y mecanismos eficientes para proteger los derechos de los menores. Solo mediante la suma de esfuerzos institucionales y la vigilancia comunitaria se podrá aspirar a la erradicación definitiva de este flagelo dentro del territorio colombiano.

¿Cuáles son las rutas de denuncia disponibles para casos de violencia intrafamiliar en Colombia?
La pregunta surge de la necesidad urgente de contar con información clara y accesible para quienes son testigos o víctimas de violencia intrafamiliar, en especial si involucra a menores de edad. El texto muestra el valor de intervenciones inmediatas, como la línea 123 y plataformas digitales impulsadas por el Ministerio de Tecnologías de la Información. Conocer estos canales facilita que la ciudadanía colabore de forma efectiva en la detección y denuncia temprana, elemento clave en la protección de la infancia que requieren acciones coordinadas.

Además, comprender las rutas oficiales de denuncia resulta crucial para disminuir los índices de impunidad y superar la desconfianza que muchas veces impide que las víctimas o testigos acudan a las autoridades. La articulación entre policía, organismos de salud y servicios sociales puede potenciar la atención integral, según lo señalado por el Ministerio de Salud y la Defensoría del Pueblo, quienes enfatizan la urgencia de optimizar estos procedimientos para intervenir en el ciclo de violencia.

¿Qué es el Código de Infancia y Adolescencia en Colombia?
Esta normativa constituye una de las principales herramientas jurídicas para la protección de niños, niñas y adolescentes en el país. Dado que el texto menciona la existencia de leyes específicas pero sin explicar en detalle sus características, es pertinente indagar sobre el alcance y las garantías que provee este código, el cual regula derechos fundamentales, define responsabilidades y establece procedimientos para proteger a los menores en situaciones de vulnerabilidad o violencia.

La importancia del Código de Infancia y Adolescencia radica en que orienta tanto la prevención como la actuación de las instituciones frente a la violencia intrafamiliar, lo que resulta determinante en la estructuración de políticas públicas. Esto refuerza la exigencia de capacitación institucional y el desarrollo de rutas de atención adecuadas, contextos señalados por la Defensoría del Pueblo como desafíos pendientes para consolidar la protección de la infancia en Colombia.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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