Finalmente, las 536 familias que habitaban este lugar de Bogotá decidieron levantar sus campamentos y trasladarse al parque de la Florida, un punto casi saliendo de la capital por la calle 80 en el que les aseguran tener mejores condiciones, o a sus territorios.

Los indígenas, entre los que se encontraban centenares de niños que corrían por la Carrera Séptima constantemente, habitaron en precarias condiciones desde septiembre de 2021, cuando llegaron allí expresando ser víctimas del conflicto en diferentes zonas del país y buscando una vivienda digna.

Para solucionar sus peticiones no se conocieron muchos avances en el tiempo que ocuparon esta zona. A pesar de que el Gobierno no les dio una solución satisfactoria, al menos, en conjunto con la administración local, llegaron a decisiones que finalmente fueron aceptadas por la comunidad Embera y se espera que puedan tener avances hacia una vida digna.

Sin embargo, en estos ocho meses hicieron desastres ambientales en este parque que anteriormente era uno de los destinos para decenas de deportistas y personas que deseaban tener una experiencia al aire libre.

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Parque Nacional de Bogotá: video de cómo quedó por paso de indígenas

Los estragos de que más de 1.500 personas tuviera que vivir bajo las difíciles condiciones climáticas de Bogotá son evidentes. Palos rotos que serían de árboles de la zona, ropa de donaciones que les hicieron durante estos ocho meses y hasta botellas de trago quedaron botadas en el Parque Nacional luego de que ellos levantaron su campamento.

Una transmisión de Blu Radio dejó en evidencia cómo está este lugar de Bogotá en la actualidad y el periodista que lo recorrió dio algunos detalles entregados por la Alcaldía de Bogotá y la Uaesp, entidad que ahora se encargará de la limpieza de la zona.

La caminata por el Parque Nacional muestra las precarias condiciones en las que vivían y que los llevaban a encender fogatas todas las noches para resguardarse del frío. Sin embargo, según dijeron en Blu, los vecinos y comerciantes del sector veían que constantemente llegaban donaciones de ropa y comida par poder sostener a las más de 500 familias que estaban en diferentes cambuches.

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Otro aspecto que no pasó desapercibido es la gran cantidad de botellas de licor que quedaron por todo el parque. En la transmisión explicaron que en algunos días, la noche se volvía el espacio ideal para que estas personas pusieran música duro y consumieran bebidas alcohólicas.

A pesar de esto, una de las razones de los indígenas para no irse del lugar es que no tenían qué comer, así que preferían quedarse en la ciudad donde tenían más posibilidad del rebusque, mencionaron en la emisora.

Con estas imágenes mostraron cómo está el Parque Nacional actualmente y las autoridades harán la valoración para saber cuánto dinero deberán invertir en la limpieza y restauración de este lugar que actualmente parece un basurero.