
Por: Nelly Cantillo, profesora de la Escuela de Ingeniería, Ciencia y Tecnología de la Universidad del Rosario
Esa es una pregunta que surge con frecuencia, y recientemente la vi en
redes profesionales. La respuesta no es tan sencilla. Colombia cuenta, ciertamente, con una matriz eléctrica que depende principalmente de la energía hidroeléctrica, la cual se considera limpia y renovable.
Sin embargo, si consideramos la matriz energética en su conjunto, que incluye no solo la electricidad, sino también otros sectores clave como el transporte y la industria, la participación de los hidrocarburos sigue siendo significativa y dista de ser sostenible.
Además, estamos viviendo en carne propia cómo, en tiempos de sequía, la situación cambia drásticamente, obligándonos a recurrir a nuestra alternativa de respaldo: la generación a partir de centrales termoeléctricas. Esto hace evidente la diferencia entre una matriz energética limpia y una realmente sostenible.
Cuando hablamos de sostenibilidad en el contexto de la transición energética, nos referimos a algo mucho más amplio que simplemente reemplazar fuentes de energía. La transición busca un equilibrio entre los aspectos ambientales, económicos y sociales, y asegurar que las alternativas energéticas adoptadas sean viables no solo tecnológicamente, sino también desde una perspectiva de justicia social. Esto es crucial en Colombia, donde aún existen brechas en la cobertura energética y desafíos en la confiabilidad del servicio.




Otro aspecto fundamental de la transición energética es la equidad en el sector. La realidad es que el sector energético es uno de los menos diversos en términos de género a nivel global: solo el 16 % de sus empleados son mujeres, y menos del 15 % ocupan cargos directivos, según un informe publicado por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) en 2019. Incluso en sectores emergentes como la energía eólica y solar fotovoltaica, donde podríamos esperar mayor diversidad, las cifras siguen siendo desiguales (22 % y 40 %, respectivamente).
Para abordar estas inequidades, en Colombia se han implementado leyes como el artículo 44 de la Ley 2294 de 2023, que promueve la inclusión femenina en las juntas directivas tanto en el sector público como en empresas de economía mixta. Y aquí surge la pregunta, ¿son suficientes las cuotas para resolver la desigualdad en el sector energético? Si bien representan un paso en la dirección correcta, queda un largo camino
por recorrer. La transición energética no será justa hasta que sea inclusiva en todos los aspectos.
Para profundizar en estas y otras cuestiones, les invito al conversatorio sobre el ‘Rol de la Mujer en la Transición Energética: retos desde la Economía y la Ingeniería’, que se llevará a cabo el 18 de noviembre en la sede Claustro de la Universidad del Rosario, gracias a la colaboración entre la Escuela de Ingeniería, Ciencia y Tecnología, la Facultad de Economía y coMpower, una organización sin ánimo de lucro que promueve la participación femenina en el sector energético.
En este evento contaremos con la participación de dos grandes invitadas: Mónica Gasca, presidenta de la Asociación H2 y secretaria de la Red Latinoamericana de Hidrógeno, y Carolina Rojas, presidenta ejecutiva de Fedecombustibles y ex viceministra de Minas y Energía. Será un espacio
para escuchar perspectivas y sumar voces en esta discusión tan relevante.
La inscripción es necesaria y puede hacerse en el siguiente enlace.
* Pulzo.com se escribe con Z
LO ÚLTIMO