Una de ellas, Carolina Calle, que dirige la corporación Calle 7 Colombia, dijo que las trabajadoras sexuales en el centro de la ciudad deben protegerse al máximo a la hora de tener un contacto físico, ya que hay clientes “muy chistosos” que se dejan llevar por la emoción y olvidan, por un instante, que se está en medio de una emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus.

Llegan con unas máscaras que parecen de la peste negra, y una cuestión así súper exagerada, pero llegan a pedirte cosas donde tienes que tener más contacto”, dijo Calle.

La mujer explicó, en este medio, que antes de tener contacto físico la persona debe lavar sus manos, desinfectar ropa y zapatos con alcohol y portar el tapabocas en todo momento.

No obstante, dice, ha tenido “roces” con algunos hombres que intentan saltarse este procedimiento, aunque llegan protegidos de pies a cabeza.

 “Eso es como decir: “¡Ay, sí, nos vanos a contagiar, terrible! Pero a la hora del té no les importa […] Les da rabia que uno les diga que se laven las manos, no les gusta que uno los llene de alcohol. Entonces, toca como con los niños: hacer el ejemplo y hacerles a ellos”, narró la mujer.

‘Kathe Smith’, otra de las trabajadoras, dice que ella no accede a todas las pretensiones de sus clientes, pues hay unos que no tienen en cuenta el riesgo de un posible contagio de COVID-19.

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“Por ejemplo, el sexo oral yo no lo hago, porque trato en lo menor posible de quitarme el tapabocas”, aseguró.

La ‘Coqueta’, por su parte, dice que ella se ha tomado “muy en serio lo que pasa con el COVID”, y que por eso a la hora de recibir a un cliente este debe “pasar por todo un proceso de desinfección”.

Las tres mujeres coinciden en que si bien trabajar así es un riesgo inmenso, de todas formas se ven obligadas a hacerlo bajo medidas de bioseguridad ya que tienen hijos, pagan arriendos y necesitan el dinero para su alimentación.