Escrito por:  Redacción Nación
Oct 12, 2025 - 4:22 pm

En lo profundo de la Amazonía colombiana, donde los ríos dibujan rutas y la selva se cierra como un manto inexpugnable, el jefe disidente Iván Mordisco ha diseñado un escudo singular: un ejército de supuestas hechiceras que realizan rituales satánicos para supuestamente protegerlo. Esa es la versión que manejan fuentes de inteligencia militar y de comunidades locales, revelada recientemente por Semana.

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Mordisco —nombre de guerra de Néstor Gregorio Vera Fernández— es el principal cabecilla de una facción disidente de las Farc. Según los informes, lleva más de un año sin abandonar su zona selvática de influencia, respaldado por alianzas con comunidades indígenas y una confianza creciente en prácticas esotéricas.

“Ese bandido no sale de esa zona desde hace más de un año. Se ha ganado la confianza de las comunidades indígenas y ahora cree que los espíritus lo protegen de las balas”, contó a ese medio un agente de inteligencia.

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Fuentes de inteligencia que han seguido de cerca sus movimientos aseguraron en Semana que Mordisco reaccionó a los operativos militares con una convicción que hoy lo mueve más por lo espiritual que lo táctico. “No daba un solo paso sin que sus brujas de cabecera le dieran el visto bueno”, relata uno de ellos.

Se afirma que esas mujeres le envían objetos como huesos, amuletos y rituales para “hacerlo invisible” ante la tecnología militar y para protegerlo en momentos de bombardeos o incursiones. Esta protección simbólica —o espiritual—, sostienen los investigadores, tiene un sentido simbiótico con el aparato logístico: las brujas “recargan” estos objetos en ceremonias donde Mordisco entrega alimentos, dinero u otros recursos a comunidades locales.

Alias Jenny emerge como figura central: persona de confianza que organiza las ceremonias, selecciona los objetos místicos, coordina con las brujas y dirige parte del aparato financiero del grupo. Los registros militares le atribuyen liderazgo sobre un bloque de seguridad de hasta 70 hombres, muchos encargados de monitorear movimientos del régimen militar. “A ‘Alonso 40’, su mano derecha, y a Jenny les encarga que, antes de descansar, preparen un ritual de brujería de protección. No se mueve sin eso”, dijo la fuente.

El operativo militar que más llamó la atención a los investigadores ocurrió el 5 de octubre: se detectó la presencia de Mordisco, se lanzaron bombardeos… y al llegar al sitio, él ya se había esfumado. No dejó rastro. Se especula que fue extraído de la zona minutos antes por rutas ocultas, presuntamente coordinadas por Jenny y las redes locales de protección. “Lo vimos con las brujas, con Jenny y con Alonso 40. Hicieron un ritual y al día siguiente se ordenó el bombardeo”, pero cuando llegaron, ya no había nadie, explicó este experto en Semana.

“Nadie sabe cómo lo hace. Algunos dicen que lo protegen los espíritus; otros, que tiene un sistema de alerta con los indígenas. Lo cierto es que siempre se va minutos antes de que lleguemos. Todo es cuestión de minutos. Hemos puesto trampas dentro de los uniformados y no hay forma de que se filtre la información”, aseguró la fuente

Una de las hipótesis, que tiene que ver con lo místico, es que alias Jenny recibió mensajes de las brujas y sacó al cabecilla por una zona oculta antes de que llegaran los bombardeos en esta zona del Amazonas. “No tienen otra explicación lógica militar”, dice el informe de Semana..

Lo que hoy aparece en los archivos de inteligencia es parte de una estrategia híbrida: uso de guerrilla tradicional, movilización de comunidades locales, y un arsenal simbólico que mezcla creencias religiosas, esoterismo y psicología del miedo. Algunos especialistas coinciden en que hay una intención deliberada: reforzar la sensación de invencibilidad entre sus seguidores.

Las fuerzas armadas reconocen que han reducido el margen de maniobra de Mordisco, pero advierten que la selva no será su refugio para siempre. La operación contra él ha ingresado al terreno de lo simbólico, pues no solo combaten hombres con armas, sino una construcción de poder profundamente entrelazada con creencias, que aunque lejanas para el uso racional de las fuerzas militares, no dejan de ser relevantes para las autoridades, pues, luego del caso de los niños desaparecidos en el Amazonas, las especulaciones están a la orden del día.

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