En el fallo, la Corte Constitucional revoca una sentencia de segunda instancia (de un juzgado en Tolima) que dejó en firme el despido de la profesora, y le ordena a la Universidad de Ibagué que reintegre a Godoy Ferro “a un cargo de iguales o mejores condiciones al que ocupaba al momento de su desvinculación, por el lapso que restaba para concluir el término de prórroga pactado el 18 de junio de 2017”.

La Corte también ordena que la institución “reconozca y pague a la accionante todos los salarios y prestaciones sociales a las cuales tenga derecho desde la fecha en la que fue desvinculada y hasta el momento en el cual se haga efectivo su reintegro…”.

Además, le pide a la universidad que ponga en marcha, “si aún no lo ha hecho”, un protocolo que especifique la forma en que atenderá y procederá en caso de que se repitan las denuncias.

La Universidad de Ibagué, por su parte, hizo saber a través de un comunicado que reintegrará a la docente y le pagará los salarios que dejó de recibir desde agosto de 2017, tal como lo ordena la Corte, informó Ecos del Combeima.

El artículo continúa abajo

La profesora Mónica Godoy, de 43 años, contó en entrevista con Blu Radio que aunque ella no fue acosada sexualmente por personal del plantel, sí se atrevió a denunciar los casos que les ocurrieron a varias estudiantes y mujeres que laboran allí.

Según ella, un jefe de seguridad y un profesor que era instructor de gimnasio fueron los protagonistas más notorios de varios “casos de acoso sexual y laboral, y acto sexual violento contra una estudiante”.

En el caso del vigilante, la profesora contó en la emisora:

“Un jefe directo de ellas les hacía propuestas sexuales y las miraba a través de las cámaras de seguridad, les hacía insinuaciones sexuales y sobre su apariencia a través de los radios de comunicación. Y cuando se negaban a tener relaciones sexuales con él tomó hacia ellas actitudes de rechazo que se vieron reflejadas en acoso laboral”.

En cuanto al profesor, la docente dijo que lleva unos 25 años laborando allí y que aunque la universidad aparentemente tenía conocimiento de lo que pasaba las directivas no hicieron nada.

“Es un instructor de gimnasio que a través de engaños convence a una estudiante de que se deje hacer un masaje. Le dice que es un masaje terapéutico y que ella va a poder aprender la técnica para después vender ese servicio. La cita muy temprano a la Universidad e intenta forzarla a que tenga relaciones sexuales con él”, dijo la docente.

Godoy, que estuvo en la facultad de Humanidades, explicó en Blu Radio que se enteró de esta situación cuando la rectora le pidió que iniciara un proceso de sensibilización con el personal para tratar el tema del acoso sexual al interior de la academia, y asegura que por estas denuncias unas 50 personas fueron retiradas del plantel.