El exalcalde de Cúcuta y barón electoral de Norte de Santander, Ramiro Suárez Corzo, condenado a 27 años de prisión por ser el determinador del crimen del abogado Alfredo Enrique Flórez en octubre de 2003 a manos de las entonces Autodefensas Unidas de Colombia, prepara su regreso a la ciudad de la que fue el político más poderoso y en donde aún tiene aliados en el poder.

El pasado 2 de agosto, Suárez Corzo solicitó nuevamente al juez de ejecución de penas que vigila su condena, el traslado de Bogotá a la capital de Norte de Santander, a fin de cumplir el resto de su condena.

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 Con otros antecedentes. El 29 de julio la había solicitado sin éxito. También, el pasado 28 de febrero la defensa del exmandatario radicó ante el juez de ejecución de penas otra solicitud para cambiar su domicilio de la capital de la República a la ciudad de Cúcuta.

Esto, apenas dieciocho meses después de que dicho juzgado le concediera la sustitución de la prisión intramural por prisión domiciliaria, mediante providencia del 21 de julio de 2020. Una decisión en pleno confinamiento por la pandemia de COVID-19, toda vez que, según el juez, ya había cumplido con el 50% de la condena, es decir, 13.5 años de prisión. 

Desde entonces, la vigilancia de la prisión domiciliaria estuvo a cargo de la penitenciaria La Picota que no hizo mayores controles. 

Incluso, dos días antes de que estallara el escándalo por los paseos fuera de la penitenciaría La Picota del procesado por corrupción, el empresario Carlos Mattos, el juez se anticipó y ordenó que a Suárez Corzo se le instalara un grillete electrónico que permitiera vigilar en tiempo real el cumplimiento de la medida. Un hecho que se materializó en junio cuando el Inpec ofició al juez del caso un informe con la instalación del dispositivo.

Pocos días después, el juez ofició a la dirección de Asuntos Penitenciarios del Inpec indagando el porqué aún no se había instalado dicho dispositivo, pues en cambio dicha oficina le había oficiado al juez no sobre la vigilancia electrónica, sino por la solicitud de cambio de domicilio de Suárez Corzo.

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Y es que la llegada de Suárez Corzo a Cúcuta no es un tema de poca monta. Aunque realmente nació en Encino, municipio en Santander, hace 62 años emigró a Bogotá a la edad de 11 años, en donde fue aprendiz de mecánico y carretillero. Trabajar en la niñez era la única garantía de sobrevivencia para contribuir con la manutención de sus otros diez hermanos.

Con el paso del tiempo y ya mayor de edad, no se adaptó a las difíciles circunstancias de la capital y años después se fue a laborar a la frontera con Venezuela en Norte de Santander como obrero y vigilante.

Pero un nuevo trabajo cambió el rumbo de su vida. Ser conductor de taxi lo acercó a la política. De hecho, en 1982 conoció a Mario Said Lank para entonces candidato al Concejo de Cúcuta por el Movimiento de Salvación Nacional liderado en Bogotá y con amplia proyección nacional por Álvaro Gómez Hurtado. En otras palabras, de pegar publicidad en su taxi, saltó a ser líder determinante en la campaña.

Entonces Suárez Corzo, empezó a subir como cohete en la política regional. Luego conoció a quien le abrió las puertas de Norte de Santander, Jorge García Herreros, uno de los líderes conservadores más influyentes de la época.

En el año 2001 se alió con Manuel Guillermo Mora y pasó a ser su asesor en el Concejo. Luego, dos años después, alcanzó uno de sus mayores logros proselitistas, Suárez Corzo fue elegido alcalde de Cúcuta con una votación histórica superior a los 127.000 sufragios.

Asumió como primer mandatario de los cucuteños, pero por poco tiempo. Llevaba seis meses en el cargo y fue capturado por concierto para delinquir con fines de paramilitarismo.

Estuvo privado de la libertad pero nueve meses después la recuperó junto con su cargo. Sin embargo, meses antes de finalizar su periodo fue nuevamente capturado, esta vez, por el homicidio de Alfredo Enrique Torres. Un crimen que, según lo estableció la justicia, cometieron las Autodefensas Unidas de Colombia, a petición de Suárez Corzo. Por estos hechos fue condenado a 27 años de prisión.

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Con poderosos tentáculos políticos, para el momento de su captura, Suárez Corzo era el principal impulsor de la candidatura a la alcaldía de Cúcuta de Andrés Cristo, hermano de Juan Fernando Cristo, senador liberal, quien fuera ministro del Interior de Juan Manuel Santos y hoy jefe de debate de Sergio Fajardo.

Pero ni siquiera la cárcel cortó sus extensos brazos de barón electoral. Desde la Picota se documentó que en el privilegiado pabellón Ere Sur de aforados, conocido como Villa Piqui continuó impartiendo órdenes y sellando acuerdos políticos.

Allí logró beneficios electorales para Andrés Cristo al Senado, Alejandro Carlos Chacón a la Cámara de Representantes y estuvo en la sombra de la elección alcalde en 2015 César Ómar Rojas Ayala, con el aval de Opción Ciudadana y por supuesto fue quien contribuyó a la designación del gabinete, según indica la Agencia de Periodismo Invetigativo, API.

También, ese medio señaló que desde la cárcel puso a disposición del pebliscito por el SÍ toda su aceitada maquinaria. Incluso en prisión le quedó tiempo para su otra gran pasión, el fútbol, que venía manejando desde hace años como propietario del Cúcuta Deportivo que finalmente vendió a José Augusto Cadena en una millonaria negociación.

El exalcalde nunca aceptó la decisión de la justicia y siempre buscó revocar el fallo condenatorio en su contra. En el año 2019 y luego de que el Tribunal Superior de Bogotá dejara en firme su condena y la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia inadmitiera la demanda de casación, intentó hacerle el quite a la condena de 27 años de prisión tocando las puertas de la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP.

Sin embargo, dos años después, mediante la resolución 992 de 2021, la JEP rechazó su solicitud. Los magistrados argumentaron que en nada contribuyó a la verdad, pues en su petición no detalló su participación con miembro del Bloque Catatumbo, Frente Fronteras de las autodefensas.

Para el tribunal de paz, el relato hecho por el exalcade de Cúcuta, es el mismo que había expuesto ante la justicia ordinaria en el proceso en el que fue condenado por el Juzgado Octavo Penal del Circuito Especializado de Bogotá. 

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Ramiro Suárez Corzo ha sido evidenciado como cercano a Silvano Serrano, actual gobernador de Norte de Santander. El exmandatario también enfrenta otro proceso por el homicidio de Pedro Durán Franco. Un crimen ejecutado por las AUC, el 12 de agosto de 2003 y por el qué el cacique electoral es señalado de también ser el determinador.

No obstante, la tierra que lo vio nacer políticamente le hace falta. Por ello, Suárez Corzo insiste con vehemencia, a través de sus abogados, en un retorno a Cúcuta, en momentos de máxima agitación social, de inseguridad, narcotráfico, problemas fronterizos con Venezuela, expectativa por el retorno a la competencia del Cúcuta Deportivo y claro, lo que más el gusta, el convulsionado entorno electoral.