El acto se llevó a cabo en Bucaramanga y pasó desapercibido hasta este martes, cuando Noticias Caracol reveló que el homenajeado había confesado ante la JEP haber ayudado a paramilitares.

El exmilitar “omitió denunciar la presencia de paramilitares, omitió perseguirlos utilizando la fuerza y permitió que actuaciones irregulares se presentaran frente a sus ojos”, establece un documento de la jurisdicción especial.

Entre esas irregularidades que él mismo confesó, detalla el noticiero, está incluso “la entrega de víveres a las unidades paramilitares” que acudían a reclamarlos a su propia base pues originalmente estaban destinados a su compañía.

El medio indica que Garnica pasó 5 años en detención domiciliaria y recién había salido en libertad condicional en mayo pasado. Esto mientras se investiga otra acusación, que él niega, de haberles ayudado a robar hidrocarburos.

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En otro episodio incluso aceptó una responsabilidad por la que ya había sido absuelto, prosigue el informativo. Esto respecto a la orden que habría recibido de escoltar a dos camiones que transportaban paramilitares en el Tolima.

Según la investigación, el consejo que decidió otorgar el reconocimiento estaba presidido por el todavía comandante del Ejército, general Eduardo Zapateiro, considerando su “respeto por los derechos humanos” y su labor “por la libertad, la democracia y la paz”.

Al acto también asistieron “el coronel Herbert Blanco, jefe del Estado Mayor de la Segunda División” del Ejército, además “del segundo comandante de la Quinta Brigada, la entonces alcaldesa encargada de Bucaramanga, dos secretarios del despacho de esa ciudad, el subcomandante de la Policía de la capital santandereana y Adriana Padilla, viceministra de Creatividad y Economía Naranja”, añadió Caracol.

¿Qué dice el Ejército al respecto? La nota concluye señalando que la institución sostuvo que “al momento de entregar la medalla, el oficial no registraba ninguna sanción disciplinaria ni penal”.

Este es el informe: