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Hasta hace pocos meses la cocaína era la droga a vencer por parte de las autoridades mundiales y realmente se ha registrado una importante reducción en su consumo, pero no por la eficiencia de la DEA y otros organismos para disminuir su producción, sino porque ha surgido un nuevo y temido competidor: el fentanilo.
Hace tan solo dos semanas, en una encomienda se descubrieron 300 dosis de esta droga, siendo el cargamento más grande incautado hasta la fecha, lo que prende las alarmas de las autoridades nacionales.
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Desde la década de 1970, la industria farmacéutica se volcó al desarrollo de medicamentos para que personas con graves enfermedades pudieran tener un paliativo; así llegaron al fentanilo, el cual es 100 veces más potente que la morfina.
Su presentación es muy variada, desde parches y pastillas hasta ampolletas inyectables, que según explica Julián Quintero, director de la Corporación Acción Técnica Social – Échele Cabeza, “es muy distinto al fentanilo sintético, que ha generado una crisis en los Estados Unidos y cuya composición en miligramos es más inestable”. En otras palabras, esta droga es producto de una duplicación ‘casera’ que está envenenando a las personas.
El experto señala que a corto plazo tiene efectos analgésicos y anestésicos muy rápidos, lo que lleva a una relajación del organismo, que entre otras produce Miosis (pupila contraída o de punto); sin embargo, sus efectos duran poco tiempo. “A mediano y largo plazo se genera un síndrome de abstinencia, producto de la dependencia que se desarrolla de manera rápida. Los consumidores presentan náuseas, cólicos, calambres y sudoración, a eso se le suma que el cuerpo desarrolla tolerancia, por lo que cada vez necesitan más dosis para tener el efecto deseado”, resalta Julián Quintero, lo que explica por qué se presentan 100 muertes diarias por sobredosis en Estados Unidos.
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“Es falso decir que el consumo de marihuana y cocaína en el país esté bajando, por el contrario, está aumentando; pero el problema con el fentanilo es que esta sustancia está matando a la gente. Aunque Colombia está lejos de padecer una epidemia como la que vive hoy Estados Unidos y es más barato acceder a la heroína, que se produce acá, que importar el fentanilo”, asegura Julián Quintero, quien agrega que esta no se consume de manera recreativa en fiestas.
El experto resalta que para evitar el desarrollo de esa dependencia es necesario que el país adopte un sistema de análisis de sustancias en los territorios de consumo, crear zonas de consumo en donde los dependientes de fentanilo tengan supervisión y tener disponible Naloxona, la cual corta los efectos del fentanilo.
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