Aunque han pasado más de 35 años desde la tragedia de Armero, Tolima, que enlutó a Colombia con la erupción del volcán Nevado del Ruiz, muchas personas aún recuerdan a Omaira Sánchez, la niña que agonizó ante las cámaras de televisión mientras era sepultada por el mar de lodo que le tenía totalmente bloqueado su cuerpo.
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En la tumba, que está ubicada muy cerca de donde ocurrió la tragedia, asisten decenas de turistas que quieren informarse sobre lo que ocurrió en 1985 y saber un poco más de esa niña, que se convirtió en todo un símbolo. De hecho, hay algunos feligreses de la religión católica que le atribuyen varios milagros y hasta han dicho que se han podido comunicar con ella.
Por esa razón, el nombre de Omaira Sánchez ha resonado para que sea incluido en el proceso de beatificación; sin embargo, lograr esa distinción no es para nada un proceso fácil, ya que se debe cumplir con unas condiciones específicas, según reveló El Tiempo.
“El proceso de beatificación y canonización es un largo camino en el que se debe pasar la dura prueba de certificar que el futuro santo o beato ha vivido una vida santa y puede ser ejemplo para todos los católicos“, menciona el portal religioso Catholic.
Por ejemplo, de acuerdo con el rotativo, para aspirar a la beatificación se debe comprobar la veracidad de los hechos que respaldan la historia de vida de la persona que es candidatizada. Para la iglesia católica, en el camino del reconocimiento eclesiástico se deben cumplir con dos requisitos: siervo de Dios y ser venerable.
En primer lugar, el obispo diocesano y el postulador de la causa solicitan a la Santa Sede iniciar el proceso de canonización o beatificación. Allí examinan las virtudes de la persona y si es apta para evaluar sus condiciones y se puede postular al Decreto de Introducción de la Causa del Siervo de Dios, según el citado medio.
Luego, sigue el proceso de ser venerable, que involucra un análisis detallado de la vida de la persona a través de varias etapas: testimonios, evaluación de escritos y discusiones teológicas. Una vez superado todo este proceso, el Santo Padre emite el Decreto de Heroicidad de Virtudes y de esta manera la persona es beatificada a partir del primer milagro que se le otorgue.
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