Hace un mes, Colombia se enteró de una noticia que desde entonces tiene en vilo a todo un país: una avioneta en la que viajaban tres personas adultas y cuatro menores de edad indígenas se había estrellado en la espesa selva del Guaviare y se temía por la vida de la tripulación y los pasajeros.

(Vea también: “No están solos”: Ayda Valencia habló sobre niños desaparecidos en selva del Guaviare)

Este jueves, justo cuando se cumplen 30 días del siniestro y 27 de la búsqueda de los menores de edad Lesly y Soleiny Mucutuy, y Tien Noriel y Cristin Ranoque Mucutuy por hombres del Ejército nacional e integrantes de varias comunidades indígenas, la Dirección Técnica de Investigación de Accidentes de la Aeronáutica Civil presentó el informe de la investigación que llevaría a esclarecer las causas del accidente.

En este detallado informe, la Aerocivil registró que la avioneta Cessna U206G, de matrícula HK2803 se precipitó a tierra al parecer por una falla en el motor, la misma que fue referenciada en las comunicaciones que tuvo el piloto a las 7:43 de la mañana del 1 de mayo con las autoridades aeronáuticas en las que les manifestó: “…Mayday, Mayday, Mayday, 2803, 2803, el motor me volvió a fallar…. voy a buscar un río… aquí tengo un río a la derecha…”.

En el mismo informe, los expertos de la Aeronáutica Civil registraron que a esta avioneta se le reparó el motor en un taller autorizado para dicha reparación: “El motor fue instalado en la aeronave el 06 de febrero de 2023 y empezó a operar el 07 de marzo de 2023”, precisa el informe.

Pero esta no fue la única reparación que se le hizo a esta aeronave. El 20 de abril, 10 días antes del vuelo en el que ocurrió el siniestro, a este avión se le cambió le hélice McCauley S/N: 790530, por la McCauley S/N: 220457.

“La última inspección efectuada a la aeronave (Evento No. 2 – 100 h) había sido llevada a cabo el 21 de abril de 2023, en Villavicencio – Meta”, reseñaron los expertos.

No obstante, esta aeronave ya había sufrido un accidente. El suceso se presentó el 25 de julio de 2021 “en la comunidad de Sonaña – Mitú, Vaupés, en el cual efectuó un arborizaje por pérdida de potencia del motor”, como reseña la investigación de aquel entonces indexada como Investigación COL-21-39-GIA.

Frente a las condiciones climáticas, la Aerocivil señaló que “no evidenció en la zona del accidente nubosidad de tipo convectivo que pudiera generar actividad tormentosa. Se presentaban condiciones atmosféricas estables con nubosidad baja dispersa estratiforme”.

Luego del llamado de emergencia de Hernando Murcia Morales, piloto de la aeronave, esta continuó perdiendo altitud entre bosques cuyos árboles alcanzan hasta los 50 metros de altura. Al momento del primer choque con las ramas y troncos, la avioneta perdió el motor que terminó despegándose de la cabina junto con su cubierta y la hélice.

“Por la fuerte desaceleración y la pérdida de control en el primer impacto, se produjo la caída vertical de la aeronave que colisionó contra el terreno”, informaron las autoridades.

“El motor se encontró íntegro, ubicado al costado izquierdo de la aeronave, a 7.57 m. Presentaba daños, aparentemente ocasionados en la dinámica de impacto, en el cárter inferior de aceite, en la parte trasera izquierda, por donde se perdió todo el aceite”, dice la investigación.

Con respecto al interior de la avioneta, hallada el 20 de mayo, los investigadores consignaron en el documento que “por el accidente registró lesiones mortales en los ocupantes ubicados en las posiciones 1 (Piloto), 2 (ocupante adulto sexo masculino) y 3 (ocupante adulto sexo femenino). La silla del ocupante posición 3 presentó desprendimiento de los rieles de la estructura de la aeronave. La investigación se encuentra en espera de los hallazgos forenses para determinar la causa de muerte de los ocupantes”.

(Lea también: “Hagan humo”: pedido por escrito de militares a niños perdidos en selva; lanzaron volantes)

Qué pasó con los niños desaparecidos en el Guaviare

Según los datos recolectados en terreno, los ocupantes de las sillas 3, 4, 5, 6 y 7 pertenecían a un mismo núcleo familiar, “correspondiendo al ocupante de la posición 3 a la madre, y los ocupantes posiciones 4, 5, 6 y 7 correspondían a sus hijos”. De estos asientos, el número cinco, en el que viajaba uno de los niños, también se desprendió de la estructura de la aeronave.

Aunque no han hallado los niños perdidos en Guaviare, sus familiares, las personas que los buscan y todo el país desean un regreso sano y salvo. Su abuela continúa enviándoles mensajes y la esperanza de hallarlos con vida creció más aún luego de que se encontrarán pisadas y nuevas pistas en esta selva espesa plagada de fieras y enfermedades.