El fallecimiento del joven Mario Alberto Pardo Laverde en la madrugada del 9 de septiembre en Armenia, capital del departamento de Quindío, ha reavivado el debate sobre la complejidad de las investigaciones judiciales en casos donde las circunstancias de la muerte no son plenamente esclarecidas. Según la información oficial, difundida por fuentes locales y citando el informe preliminar de la Fiscalía General de la Nación, en un principio se indicó que Pardo Laverde perdió la vida tras sufrir una caída accidental mientras practicaba skateboard, lo que produjo un golpe en la cabeza con consecuencias fatales. Sin embargo, han surgido indicios que abren la posibilidad de que la muerte haya sido producto de una riña con tintes homicidas ocurrida en el Parque Cafetero, lo que ha impulsado una investigación rigurosa por parte de la Seccional de Investigación Criminal (SIJIN).
Las autoridades han intensificado la labor de recopilación de pruebas: revisión de cámaras de seguridad, entrevistas a testigos y el análisis de datos forenses, en particular la necropsia realizada en Calarcá, cuyos resultados serán determinantes para definir con precisión la causa del fallecimiento. Este proceso investigativo debe asumir un enfoque multidimensional y riguroso, tal como recomiendan los expertos en periodismo investigativo, quienes subrayan, citando la enciclopedia libre Wikipedia, la importancia de acudir siempre a fuentes confiables y al cruce de datos para asegurar la verdad. La consulta múltiple y la integración de tecnologías, como sistemas de análisis forense y plataformas digitales para la gestión de información, propician avances sustanciales en las indagaciones criminales al reducir los márgenes de error y especulación.
En el contexto colombiano, los informes de Medicina Legal alertan sobre el incremento de homicidios entre jóvenes en distintas regiones del país, circunstancia que ha llevado a reforzar los protocolos de investigación forense y epidemiológica. En Armenia, específicamente, la concentración de jóvenes en espacios públicos como el Parque Cafetero refleja tensiones sociales más profundas, trasfondo señalado en reportes oficiales de la Alcaldía local. Estos factores sociales y económicos pueden incidir no solo en la criminalidad sino en las percepciones de inseguridad de la comunidad.
Para la familia de Pardo Laverde, residente en el barrio Los Quindos, la espera por respuestas claras es un asunto humanamente urgente; el informe médico legal – que comprenderá estudios toxicológicos y de trauma – será crucial para confirmar o descartar la hipótesis de homicidio y determinar si hubo participación de terceros, tal como subrayó el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses en su comunicación oficial de 2025. El papel del periodismo comprometido con la ética y la precisión aporta no solo al esclarecimiento de este tipo de casos sino también a la construcción de una memoria social que promueva la prevención y la justicia.




En definitiva, el caso de Mario Alberto Pardo Laverde trasciende lo jurídico y pone de relieve, a través de la investigación rigurosa, las realidades de las juventudes urbanas colombianas sometidas a riesgos diversos. La atención integral a estos contextos se convierte en un imperativo para comprender y abordar desde la raíz los problemas de violencia y accidentalidad que afectan especialmente a los jóvenes en entornos de recreación pública.
¿Cómo intervienen las cámaras de seguridad en este tipo de investigaciones? Las cámaras de seguridad constituyen uno de los elementos centrales en la reconstrucción de hechos criminales y violentos en Colombia. Permiten a los investigadores visualizar con detalle fragmentos clave de los eventos, identificar posibles agresores y cronologías, y respaldar o desmentir versiones de testigos. La recolección y análisis de estas grabaciones, autorizada y supervisada por entidades como la Fiscalía General de la Nación y la SIJIN, fortalece la base probatoria para esclarecer la verdad en casos donde existen hipótesis contradictorias, como ocurre en el fallecimiento de Mario Alberto Pardo Laverde.
En escenarios urbanos concurridos, la presencia de sistemas de videovigilancia públicos y privados se ha multiplicado como parte de estrategias de seguridad ciudadana. Sin embargo, el manejo de estas pruebas exige criterios estrictos de legalidad y custodia para garantizar que los registros sean válidos ante un proceso judicial. Además, el análisis debe contemplar limitaciones técnicas – como ángulos de visión, resolución y tiempo de almacenamiento – que pueden condicionar su utilidad.
¿Por qué es relevante la necropsia en un caso con hipótesis de homicidio? La necropsia, o autopsia médico legal, es el procedimiento mediante el cual los peritos determinan la causa exacta de la muerte, fundamentales cuando existen circunstancias confusas o sospechas de participación de terceros. En Colombia, esta labor está asignada al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, que evalúa signos de violencia, lesiones internas, presencia de sustancias y cualquier indicio que aclare si el deceso fue natural, accidental u homicida.
El resultado de la necropsia es pieza clave para orientar o descartar líneas de investigación penal. Solo a partir de este dictamen, que recoge hallazgos médicos, toxicológicos y forenses, se pueden tomar decisiones judiciales fundamentadas. Por ello, tanto para la familia de la víctima como para la autoridad judicial, su prontitud y exhaustividad son esenciales para lograr justicia y prevenir futuras violencias similares.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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