Como Néstor Andrés Romero Molina fue identificado el ciudadano que murió luego de verse involucrado en un accidente de tránsito.
El joven, de 18 años de edad, falleció el pasado domingo 1 de septiembre en horas de la tarde en la clínica La Sagrada Familia de la ciudad de Armenia.
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Según se conoció, al centro médico había ingresado ese mismo día en horas de la madrugada, a eso de la 1 a. m. tras sufrir una aparatosa caída en una motocicleta. El hecho que desencadenó en su deceso se presentó sobre la vía principal del barrio La Unión, frente al polideportivo.
De acuerdo con el relato de algunos allegados, Néstor Andrés se encontraba departiendo con unos amigos en un establecimiento comercial ubicado en el barrio Siete de Agosto y de un momento a otro tomó el automotor y salió en este.
Infortunadamente, no tuvo la precaución de ponerse el casco de protección y en el mencionado lugar, por razones que son materia de investigación por parte de las autoridades, perdió el control del automotor y se presentó el siniestro.
Romero Molina fue auxiliado rápidamente y en un taxi trasladado hacia el mencionado centro asistencial, donde los médicos hicieron todo lo posible por salvarle la vida, pero infortunadamente los daños sufridos en su organismo, especialmente en su cabeza, fueron irreversibles y finalmente su organismo no aguantó más y pereció.
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Fue así como un momento de diversión terminó en una verdadera tragedia para la familia, amigos y allegados de este joven.
Tras el fallecimiento del ciudadano el caso fue reportado a la Policía Nacional en el Quindío, por lo que hasta la clínica se dirigieron las unidades del cuadrante que tras confirmar la situación procedieron a coordinar con uniformados del laboratorio móvil de criminalística del Cuerpo Técnico de Investigación, CTI, que se encontraban de turno para que se encargaran de los respectivos procedimientos.
De este modo, le fue practicada la correspondiente inspección técnica al cuerpo y luego fue conducido hacia la morgue del municipio de Calarcá, donde ayer lunes en horas de la mañana los funcionarios del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses le practicaron la debida necropsia a la espera de que sus seres queridos adelantaran los trámites de reclamación para así poder llevar a cabo sus honras fúnebres.
Del joven se conoció que habitaba en la manzana 45 del barrio La Fachada de la capital quindiana y que se ocupaba en oficios varios. Sus amigos lo recuerdan como un hombre alegre y muy activo, a quien le gustaba mucho compartir su tiempo libre con ellos.
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