Enna Lagos Campo es madre comunitaria desde hace 35 años en Valledupar y es la vicepresidenta del Sindicato Nacional de Trabajadoras al Cuidado de la Infancia, como líder de este gremio expresó a El Pilón que a pesar de “los logros” que han obtenido, “aún falta mucho porque el Estado se ha olvidado” de estas mujeres que suman más de 50.000 en todo el país.

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¿Cómo decidió cuidar a menores de edad en este programa del ICBF?

En 1987, en el Gobierno de Virgilio Barco, surgió la necesidad de que niños y niñas estuvieran al cuidado de otras personas mientras sus madres trabajaban, entonces se creó este programa; yo fui invitada a una capacitación y me gané este cargo porque no había mucha competencia y lo que ofrecían era una beca, no había sueldo.

Lo que se requería en ese entonces para ser madre comunitaria era simplemente el amor por los niños  y la vocación de servicio social.

Después de todos estos años, ¿Cree que se han cumplido los propósitos del programa? 

La intención del Gobierno fue buena al crear estos hogares para los niños y niñas, y el ICBF hace su esfuerzo pagándonos el salario y prestaciones sociales, pero ahora el Estado se ha olvidado de las madres comunitarias porque las ayudas han sido irrisorias y necesitamos más dotación para brindar un mejor servicio a la niñez vulnerable, por lo que a nosotras mismas nos ha tocado implementar y adecuar muchas cosas.

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Como vocera sindicalista, ¿Qué le pide a la administración local y nacional?

Que hagan más esfuerzos por las niñas y los niños porque son sujetos de derecho de esta sociedad colombiana. En Valledupar hay alrededor de 1.200 hogares y cuando se tiene amor por la niñez, no hay nada difícil e imposible, por eso se necesita sensibilidad humana para mejorar este servicio que brindamos de lunes a viernes, de 8 a. m., a 4 de la tarde.