El hospital Roberto Quintero Villa, del municipio de Montenegro se sostiene con las uñas a partir de la venta de servicios, y como las demás IPS públicas del Quindío también está seriamente afectado por los incumplimientos y liquidaciones de las Entidades Promotoras de Salud (EPS).

Mensualmente, la institución recauda 500 millones de pesos; sin embargo, en estos momentos, tiene obligaciones de pago que ascienden a los $600 millones, lo que, a la postre, llevará a que los pasivos sigan creciendo.

Myriam Bejarano Pulido, gerente de la institución clínica de la localidad, dijo: “Nosotros vivimos de la venta de servicios, somos el único sector del gobierno que tiene que facturar su propio ingreso”, aseguró la funcionaria.

En ese sentido, el año pasado se pudo proyectar hasta septiembre de 2022. “Eso significa que siempre vamos a pasar en rojo, nunca nos va a alcanzar para pagar estas cuentas”.

Dijo que sobre esta situación están enterados los trabajadores: “Les indicamos qué vamos a hacer para ubicarlos en la realidad, entre todos aportamos para no gastar de manera innecesaria y ha sido exitoso ese mecanismo. Es que todos tienen derecho a saber lo que se realiza en la institución”.

En el hospital se factura por el servicio de urgencias: “Se presta este servicio a los 41.000 habitantes de Montenegro —a la EPS correspondiente y si es una ARL debido a un accidente laboral, o un Soat por ser accidente de tránsito, o aseguradora por concepto de turista—”.

Las EPS y los dineros adeudados

Hasta hace 3 años el hospital tenía contrato con 3 EPS: Salud Vida, Medimás y La Nueva EPS, pero solo esta última se mantiene en la institución tras la liquidación de las demás.

“En el 2019, tras su liquidación, Salud Vida nos quedó debiendo aproximadamente $ 600 millones y en este momento estamos instaurando las acciones encaminadas al reconocimiento de este pago, pero realmente no nos van a pagar”.

En el caso de Medimás, por la que se atendían 2.000 usuarios —casi su totalidad fueron trasladados a La Nueva EPS—. “Luego de su liquidación se hizo la reclamación a esta entidad por 1.151 millones de pesos, a partir de revisar facturas y demás. Aunque no soy muy optimista de poder recuperar ese dinero”, señaló Bejarano Pulido.

(Vea también: Denuncian filas interminables para entrega de medicamentos luego de liquidación de Medimás)

En estos momentos, del régimen subsidiado solo La Nueva EPS tiene contratado con el Roberto Quintero Villa. 

“Cada una de estas entidades reconoce un valor de pago mensual, y desafortunadamente al liquidarse Medimás ya entramos perdiendo, porque Medimás reconocía el pago mayor sobre esta cápita que La Nueva EPS, se pierden casi $ 700 por cada usuario. La Nueva EPS quedó con cerca de 25.000 usuarios”.

Ante este panorama, la gerente hizo un llamado al gobierno: “Los hospitales públicos son empresas del Estado, pero nosotros debemos cumplir con muchos requerimientos, desde que se liquidó Medimás nos han hecho reuniones y requerimientos, para saber cuáles son las rutas de atención y las garantías que debemos dar a las personas, pero no he visto que digan: ‘Miren el pago de los usuarios’, porque se fueron y no nos pagaron, esto no es justo”.

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Servicios normales

En el Roberto Quintero Villa se prestan servicios de primer nivel: medicina general, urgencias, odontología, hospitalización, servicio farmacéutico, rayos X, transporte básico —gracias a las 2 ambulancias que tiene—.

Así mismo, están activos los programas de consulta externa, de atención médica general y todos los de promoción y prevención y vacunación.

“Hasta el momento todos los servicios se prestan de manera normal, en ningún momento el establecimiento clínico se ha visto abocado al cierre de servicios”, aseguró la gerente Myriam Bejarano Pulido.

Infraestructura en buen estado

El hospital Roberto Quintero Villa se construyó hace 21 años, fue una de las obras que nació a partir de las ayudas y las adopciones que algunos departamentos de Colombia asumieron dentro del Quindío, tras el terremoto del 25 de enero de 1999.

Montenegro fue apoyado en su momento por Cundinamarca y, a partir de esa ayuda, surgió el hospital, un barrio y una institución educativa.

“El hospital en términos generales cuenta con una infraestructura nueva y en buenas condiciones. Surgió después del sismo, ya que las antiguas instalaciones sufrieron daños severos, con la póliza se adquirió este lote y se construyó gracias también al padrinazgo de Cundinamarca y la gestión de muchos líderes de la zona”.

Las instalaciones cumplen con las especificaciones legales: “Sí, tenemos algunas dificultades, pero se relacionan por el tiempo de funcionamiento. Hay algunas humedades, unas goteras y más en tiempos de invierno, pero son asuntos muy manejables”, aclaró Bejarano Pulido.

El centro médico ha recibido en varias oportunidades visitas de la secretaría de Salud del departamento y no se han registrado hallazgos importantes en la materia. “Nosotros cumplimos con la ley, es decir, destinamos el 5 % del presupuesto anual para su mantenimiento y hasta hoy lo hemos hecho”.

Personal

En el centro clínico laboran 170 personas. De la cifra, 26 son de planta, 100 prestan sus servicios en misión a través de un tercero y los demás están por contratación directa.

Dentro de la parte de planta, hay también 3 médicos encargados de la parte rural que cambian cada año, hay un odontólogo de medio tiempo, una bacterióloga y 2 enfermeras.

“Por decisión directiva, el primer proveedor del hospital es el talento humano y se le reconoce su pago mensual, porque es lógico que se le debe cumplir al equipo que realiza sus labores en el establecimiento”.

En la parte administrativa, todos son contratistas, menos el líder de control interno que es de planta. “El hospital no tiene subgerencia, pero sí un coordinador médico que hace las veces de auditor médico, así como una enfermera coordinadora”.