Dos meses después de su cumpleaños, Leidy Alejandra Betancourt Quintana fue asesinada de un disparo en la cabeza. Sus familiares insisten en que estaba en el lugar y momento equivocado, pues el ataque del que fue víctima no iba en su contra, sino dirigido a su novio, Juan Carlos Useche, un expolicía con líos judiciales, y sus dos escoltas.

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A Betancourt y Useche, junto con Leonardo Sanabria y José Perosso Zabala, los mataron la tarde del 18 de agosto, aparentemente a las afueras de Bogotá, pero sus cuerpos fueron abandonados en una camioneta Toyota de placas CJE-835, que sería de propiedad del exuniformado, y la cual fue dejada en la Autopista Norte con calle 223, a plena luz del día.

De la masacre hoy poco se habla. El afán mediático se ha centrado en otros casos que se han presentado en el último mes en Bogotá, y es por eso por lo que pareciera que este hecho criminal se hubiera olvidado. Pero, dicen las autoridades, las indagaciones siguen y una unidad de investigadores trata de establecer quiénes son los responsables para así develar el por qué mataron a la pareja y a sus escoltas.

Entre el archivo que está en poder de la Policía Judicial, para tratar de establecer lo sucedido el día del homicidio múltiple, se encuentran cerca de 1.500 horas de videos de cámaras de seguridad que muestran el recorrido que hizo el vehículo gris en el que se movilizaban las víctimas.

La evidencia demuestra que a eso de las 10:36 a.m. del pasado 18 de agosto, la camioneta Toyota pasó por la Autopista Norte con calle 200. Unos 10 minutos después se le ve a la altura de la calle 222, mismo sitio en donde más tarde sería abandonado el carro. Hasta esa hora de la mañana las víctimas permanecían con vida, dijeron las autoridades. Hacia las 8:00 p.m. la camioneta vuelve a verse sobre la Autopista Norte y tres horas más tarde es que se reporta el hallazgo de los cuerpos.

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Para la Policía y la Fiscalía, este hecho está relacionado directamente con un ajuste de cuentas, debido a los antecedentes que tenían los tres hombres asesinados esa noche. Contrario a eso, Leidy Betancourt no tendría ninguna aparente deuda con la justicia. Otro argumento que han usado las autoridades para tipificar este hecho como una retaliación entre organizaciones criminales, es la forma en la que asesinaron a las cuatro personas: todos tenían tiros de gracia.

Leidy Alejandra Betancourt en el lugar equivocado

Durante la reconstrucción de los hechos, los investigadores lograron confirmar que, en las primeras horas de ese 18 de agosto, a Leidy la recogió Juan Carlos Useche, junto con sus dos escoltas. Los hombres, a bordo de la camioneta, llegaron hasta el barrio Lombardía (Suba) y de allí salieron con destino al norte de la capital, no sin antes hacer una parada en una droguería del sector de Colina Campestre.

En otro video que está siendo analizado, se observa a Betancourt bajarse del carro frente al local comercial, allí ingresa a comprar lo que sería una prueba de embarazo, y posteriormente aborda la camioneta, esta vez en el puesto del copiloto. A partir de allí es que el carro sale de la capital y solo vuelve a ingresar en la noche, al parecer cuando ya habían matado a sus cuatro ocupantes.

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Leidy Betancourth había cumplido años dos meses antes de ser asesinada, y llevaba ocho meses de relación con el expolicía.Tomada de Facebook: Alejandra Betancourth
Leidy Betancourth había cumplido años dos meses antes de ser asesinada, y llevaba ocho meses de relación con el expolicía.Tomada de Facebook: Alejandra Betancourth

 

De cómo terminó Leidy involucrada en ese crimen, poco se sabe, pues su relación con el expolicía había empezado este año. Según el relato de algunos de sus allegados, ella tenía un local de perfumes en San Andresito, en donde conoció a Juan Carlos Useche, de quien solo sabía, presuntamente, que era prestamista en esa la zona comercial.

Además, agregan los allegados de la víctima, ella no estaba enterada del actual delictivo de Useche, porque nunca le habría contado de sus antecedentes penales o su estadía en prisión.

La vida de Betancourt, aparentemente, era bastante próspera, pues además del local en San Andresito, tenía una carnicería en Suba, motivo por el que dedicaba su vida a administrar sus negocios y poco era lo que se involucraba en las andanzas de su novio. Por lo anterior es que no se descarta que al estar cerca al hombre que querían matar esa tarde de agosto, los delincuentes también atentaron contra ella (y sus dos escoltas) para no dejar testigos, y no precisamente porque estuviera involucrada en los enfrentamientos delictivos.

Leidy Alejandra, la noche del hallazgo, fue encontrada en la parte trasera de la camioneta con un disparo al costado izquierdo de la cabeza y sin sus pertenencias. Se cree, además, que los responsables del crimen despojaron a las cuatro personas de todos sus objetos de valor e identificaciones.