Juan Manuel Santos se convierte en el tercer exmandatario que rinde versión ante el organismo, creado a instancias del Acuerdo de Paz que su gobierno firmó con las Farc, y que le valió el agradecimiento de su presidente, el padre Francisco de Roux.

El artífice de los diálogos acudió para hablar sobre lo que considera su verdad en lo que calificó como una “práctica despiadada” y destacó que “eso nunca ha debido pasar”.

Entre los más destacado que dijo Santos en su declaración voluntaria donde calificó esos asesinatos como una degradación macabra del conflicto armado colombiano, estuvo los logros operacionales del Ejército Nacional frente a las Farc al recordar, por ejemplo, la ‘operación Jaque’.

Sin embargo, también estuvo el perdón que ofreció a las víctimas:

“Lo reconozco y pido perdón, a todas las madres y a todas sus familias víctimas de este horror, desde los más profundo de mi alma. Que esto nunca, nunca vuelva a pasar”.

Santos, que fue ministro de Defensa entre 2006 y 2009, durante el Gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe (2002-2010), explicó que solicitó la conversación porque considera “que la verdad es la base de la reconciliación que busca el país”.

Más adelante, en su relato, que se prolongó por más de dos horas, continuó lamentando los crímenes:

“Me queda el remordimiento y el hondo pesar de que durante mi ministerio muchas, muchísimas madres, incluidas las de Soacha, perdieron a sus hijos por esta práctica tan despiadada, unos jóvenes inocentes que hoy deberían estar vivos”.

Y también dejó espacio para hacerle un llamado a los militares para que reconozcan su responsabilidad y den explicaciones: “Yo creo que el Ejército, en algún momento, debe decirle a Colombia y al mundo que permitieron que esto sucediera. Que no era la doctrina, pero que lo permitieron y que por eso piden perdón”.

Informes entregados a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), también creada por el proceso de paz, dan cuenta de que el periodo en el que más hubo estas ejecuciones fue de 2002 a 2008, que coincide con los dos gobiernos de Uribe, con al menos 6.402 casos documentados.

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Santos se refirió a la estrategia militar contra las Farc y aseguró que cuando llegó al Ministerio de Defensa compartía con Uribe su objetivo de derrotar a la guerrilla, aunque tenían notables diferencias “en el cómo”.

El expresidente dijo que su convicción era derrotar a la guerrilla para negociar, pero que él era solo un subalterno de Uribe.

Agregó ante la Comisión de la Verdad que “no reconocer el conflicto armado en lo que Uribe era tan claro como obstinado, paradójicamente, dificultaba su estrategia pues este desconocimiento significaba —al menos en teoría— que no se podían aplicar las leyes de la guerra”.

Santos, además, dijo que el discurso que mantenía el entonces presidente era confuso para las tropas del Ejército:

“Sobre bombardeos, por ejemplo, que permite el Derecho Internacional Humanitario, en caso de conflictos armados, pero eso aparentemente no importaba. Los ‘narcoterroristas’ son mejores enemigos, suenan más peligrosos que los guerrilleros. El lenguaje y la caracterización o satanización del enemigo siempre ha sido importante en las guerras. Todo el mensaje creaba cierta confusión en las Fuerzas Armadas porque aplicaban el DIH de acuerdo a su entrenamiento y los manuales de derecho operacional, pero su comandante supremo y jefe del Estado no reconocía la existencia de un conflicto armado en el país”.

Sin embargo, dijo, para él no existía duda y aseguró que como ministro de Defensa les decía a los soldados que debían respetar los derechos humanos.

Luego, recordó que el combate militar se inclinó a favor del Estado y fue cuando comenzó a planear la negociación con los cabecillas bajo dos condiciones: mantener la presión militar y actuar en otros dos frentes simultáneamente (mejorar la inteligencia y fortalecer la legitimidad de las Fuerzas Armadas).

En este video puede consultar su declaración completa: