En el hospital de El Tunal, la jefe de enfermería de la Subred Sur de Bogotá, Ana Silvia Figueredo, no solo se tiene que preocupar por auxiliar a los pacientes con COVID-19, pues el letal virus la golpeó donde más le duele: su familia.

El primero en sufrir fue su esposo, que estuvo 17 días internado en la UCI del hospital.

Luego, fue su hija la afectada por el coronavirus. Si bien ella no necesitó ser intubada, sí estuvo internada pues el virus afectó sus pulmones.

Como si no fuera suficiente, ahora es su padre el que está en una de las unidades de cuidados intensivos, tratando de derrotar al coronavirus.

Lee También

El día a día de la jefe de enfermería en el hospital El Tunal

Figueredo le contó a Noticias Caracol que el día que pudo sacar a su esposo de la unidad de cuidado intensivo sintió que ambos le ganaron una batalla a la muerte.

Sin embargo, la felicidad no fue completa y cuando su hija entró al quirófano se desarmó. “Uno se pregunta por qué está pasando por una situación como estas”, confesó en el informativo.

Como si fuera poco, el coronavirus también afectó a su papá, que ahora está en la UCI con un pronóstico reservado.

El miedo de la enfermera jefe en el hospital El Tunal

Sobre el caso de su padre, la enfermera jefe relató las sensaciones que han pasado por su mente.

“Cuando me dicen que mi papá está entrando en una falla renal yo ya pienso en números. Básicamente, pregunto en cuánto está el ‘BUN’ [nitrógeno ureico en la sangre], la creatinina, el potasio. Porque ya sé que eso lo va a llevar a una terapia de remplazo renal”.

Agregó que en su mente ya construye el escenario de la enfermedad de su padre: “Yo ya sé qué es lo que anda mal y sé que detrás de eso viene otra cosa que lo va a desestabilizar”.

Figueredo reconoció que atender a sus propios familiares intensifica el miedo a la enfermedad. “Si las cosas no resultan bien, uno tiene un sentido de culpa… Como si le hubiese fallado a la familia”.

Sin embargo, sigue guiando a unas 2.000 enfermeras que siguen trabajando en el sur de la capital, donde los casos continúan creciendo.

Testimonio de la enfermera cuya familia ha sido golpeada por la COVID-19