Alirio Barrera llegó al Congreso luego de ser gobernador de Casanare y haber dado la sorpresa en la encuesta interna del Centro Democrático por la candidatura presidencial del 2022. Quedó de tercero pese a que su nombre no sonaba más allá del departamento que administró. Con ese impulso, tras ser incluido en la lista del partido, llegó al Senado y recientemente fue noticia nacional cuando, aprovechando la declaratoria de que el Congreso sería pet friendly, llegó al Capitolio montado en un caballo. De su experiencia como “primíparo” en el Legislativo, Barrera habló con El Espectador.

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Usted siempre puso en duda aspirar al Legislativo, ¿qué lo hizo cambiar de opinión?

A mí en la Gobernación me fue bien. Los resultados fueron muy buenos en temas financieros, de educación, pagamos la deuda y trajimos universidades públicas. Todo eso hizo que el partido me viera como precandidato a la presidencia. Hice un ejercicio de mes y 10 días de candidatura y les alcancé a pegar un susto a los compañeros. Cuando termina esa campaña, me hacen una invitación para lanzarme al Senado. Al principio le tenía pereza, porque yo soy más del monte y dije que no quería joder con política. Pero se dio la posibilidad y el expresidente Uribe me llamó. Entonces le hicimos. Fue una campaña muy corta y fue un gran logro porque obtuvimos una participación de 100 mil votos, algo supremamente bueno para el departamento y la región.

¿Cómo ha sido medirse sin tanto capital político a otros de más recorrido como Miguel Uribe, María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, entre otros?

Lo que pasa es que cada uno representa sectores. Yo vengo de una región distante de la capital, me crie en el campo y fuimos desplazados por la violencia. Me formé en las calles de Yopal y me hice empresario. No pude estudiar por la necesidad económica de mi familia, pero tuve un hogar que me enseñó a ser gente de bien y respetuoso. Cuando llegué a la Gobernación apliqué eso y también en el Senado lo he intentado. No es fácil, hay gente de mucho nivel y de mucha trayectoria.

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Soy relativamente nuevo en esto, pero aun así hemos tenido el apoyo de las bases del pueblo. Me apoya la base popular, el campesino, el trabajador, el vendedor ambulante, los caballistas, los galleros, los ganaderos y más. Tengo afinidad con ellos y se sienten representados cuando me escuchan. Por eso estoy en contra de las listas cerradas, pues acabarían con esa democracia que me permitió llegar. Todos debemos ganarnos nuestros voticos. Con la lista cerrada ya no todos podrían llegar, sino los que cuenten con el favor del lapicero de los directivos. Así mi partido esté a favor de la lista cerrada, no puedo votar por algo que creo que está mal.

Claro que el Centro Democrático se consolidó gracias a la lista cerrada…

Cuando fui a ser candidato, peleé porque la lista fuera abierta. Unos querían que fuera cerrada. En la lista abierta, el pueblo tiene la facultad de elegir quién le gusta para que los represente. En la lista cerrada le votan a ciegas a un partido y meten lo que sea. Camuflan y meten solo dos buenos y el resto son malos. Yo lo discutí en mi partido, lo que pasa es que antes había un líder que era Álvaro Uribe y jalaba los votos y ahora lo que tenemos que hacer es convencer a la gente para ganarnos nuestros voticos. Eso es lo bonito de la democracia.

¿Cómo ha sido su adaptación al Congreso, cuando usted mismo dice que ha sido un cambio del mundo rural al de las leyes?

Es un mundo desconocido. Yo dije que iba a estar como ‘lorito pepeando’, o sea, poniendo mucho cuidado y calladito. Dije que mientras aprendía iba a estar así. Pero cuando veo que están sucediendo cosas y que están queriendo aprobar unas leyes que son contrarias a la gente de las calles, decidí hablar. No ha sido fácil acoplarme, pero ahí le estamos haciendo. Me tocó salir al ruedo rapidito. Y agradezco que en el partido me han dado libertad para hablar,un pobre levantado, como me decían cuando me lancé a la Gobernación. Yo no llegué allá a ganarme un sueldo porque soy empresario y tengo lo mío, sino que fui a hacer lo que los que me eligieron esperaban. Mis posturas han sido respetadas por mi partido y hay muchos sectores populares que se sienten identificados conmigo. Ahí vamos, hemos cometido errores, pero quiero que terminen diciendo que al menos sirvió para alguna joda mi paso por el Congreso.

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Habla de proyectos que no le parecen, ¿cómo cuáles?

La reforma tributaria. Ese tema del combustible me preocupa. Yo soy de pueblo y aunque dicen que esa reforma solo la van a pagar los ricos, eso es un cuento chimbo. Toda reforma tributaria la terminan pagando los pobres. Si a un industrial le suben el impuesto un 30% más, pues simplemente le sube al producto final y termina pagando el consumidor. Es el pueblo el que termina pagando, porque el consumo lo mueven los estratos 1, 2 y 3. Eso mismo va a pasar cuando le suban al combustible. También me preocupa la reforma política. Y hay propuestas del Gobierno que también me preocupan, como la de pagarle sueldo a los delincuentes. Eso desmotiva a los jóvenes y les demuestra que es más fácil coger una ‘patecabra’ para atracar que tratar de estudiar, porque a muchos les toca pedir un crédito y endeudarse. Por eso estoy tramitando un proyecto para acabar con los intereses de los créditos educativos. Aquí podría llevar horas hablando de lo que no estamos de acuerdo, como la legalización de la marihuana o los proyectos de maltrato animal, que desconocen la realidad de esa parte del país donde no hay taxis, Uber, domicilios, sino que todo es a lomo de mula. No conocen nuestro estilo de vida y están apoyando proyectos que nos perjudican. Aunque no se logren las cosas, al menos dejamos nuestra voz de protesta y sentamos un antecedente. Así la gente sabe que los estamos representando.

¿Es verdad que usted es alguien muy cercano a Álvaro Uribe?

Ojalá fuera así. A ese hombre le tengo mucho respeto y le agacho la cabeza. A ese señor lo admiramos mucho en mi departamento, porque era una zona demasiado golpeada por la violencia y nos dio seguridad. Además, confió en mí. Yo no quería ir a la Gobernación y me propuso, mientras que otros estaban peleando por el aval. Le dije que solo quería ser su amigo y que no me interesaba vivir de la política, y su respuesta fue que por eso quería que fuera yo. Me convenció y me dio a oportunidad de ser candidato. Fui gobernador y le entregué a Colombia los mejores resultados. Ahora me da la oportunidad para ser senador. Cuando una persona confía en mí, yo soy agradecido. Si algo me da vergüenza es que alguien confíe en mí y yo quedarle mal. Por eso le debo lealtad y gratitud. Además, tenemos la afinidad por el ganado y los caballos.

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Hablando del expresidente, ¿cómo termina en ese primer encuentro entre Uribe y Petro?

Es la gracia de mi Dios y que el partido y el expresidente me tuvieron en cuenta. Pude hablar con el presidente Petro del tema de la compra de las tierras. Yo le dije que ese tema de expropiar y democratizar iba a traer problemas y que era mejor comprar tierras económicas por parte del Estado. También hablamos de los temas agroambientales y fue una reunión muy cordial. Tengo que decir que el presidente Petro fue muy decente, también el expresidente Uribe. Fue una charla con mucho respeto y un privilegio que Dios me dio, pues estuve con ellos, opiné y debatí.

¿Cómo califica el papel que han hecho como oposición hasta el momento?

Ha sido una oposición con mucho respeto. Desde el momento en que ganó Gustavo Petro lo respetamos y entendemos que fue una elección legítima. No hemos querido fomentar desórdenes. Al contrario, cuando hemos estado de acuerdo, le votamos a favor. Hemos respetado el Gobierno y no hemos buscado que le vaya mal. Tenemos que entender que si buscamos que le vaya mal, le va mal al país. Más bien debemos recoger las ideas de todos los sectores y que entre todos busquemos sacar adelante a Colombia. Pienso que hemos hecho una oposición que se ha hecho notar y que ha sido respetuosa. Eso sí, sin perder nuestra ideología y puntos de vista.

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¿Qué le responde a los que critican al expresidente Uribe por la forma que está haciendo oposición?

Se tuerce cualquiera menos el expresidente Uribe. Si tengo una imagen de él es que es un varón en toda la extensión de la palabra. Ese hombre de torcido no tiene nada. Lo que pasa es que hoy ni el país, ni el gobierno, pueden decir que Uribe ha venido truncando o dañando. Él ha hecho una oposición de frente, con argumentos, y constructiva. Mucho más de lo que hicieron otros. Él lo que nos dice es que ese hombre (Petro) se ganó la Presidencia y hay que respetarlo. Nos ha dicho que ganó alguien que siempre ha estado parado en su ideología y que no ha estado para aquí y para allá, y que eso lo respeta. Nos pide que haya respeto sin dejar de expresar nuestras posiciones y oponernos a lo que está mal. Tenemos un líder que nos dice que hay que respetar la democracia y la institucionalidad.

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¿Y qué opina de la posición del presidente Petro? ¿Si ha sido tan conciliadora como aparenta?

Lo que veo es que al Gobierno le falta ser frentero. A veces dicen que no van a hacer tales cosas y llega la bancada y hacen todo lo contrario. Dicen que no iban a hacer nada contra los ganaderos y luego meten el proyecto para eliminar las exportaciones de ganado en pie. Está el tema del impuesto a la iglesias: primero dicen que no y ahora lo meten. El Gobierno dice que no lo van a hacer, pero llega su cuadrilla -su bancada- y lo hace. Y ustedes saben que el presidente es el jefe de la bancada y podría pedir que se retiren los proyectos. Él dijo que los temas de las culturas, tradiciones y los temas ancestrales no se iban a tocar, igual que la vicepresidenta, pero ahora hay 21 proyectos encaminado a modificar las cosas. El presidente Petro debe ganarse el respeto del pueblo cumpliendo la palabra. Ya cuando sale a decir algo es difícil creerle, porque los de su bancada le llevan la contraria frente a lo que se compromete.

¿Cuál es la agenda de Alirio Barrera?

Hemos estado viajando a diferentes partes del país. Yo logré sacar votos en los 32 departamentos y toca apretar eso porque no podemos descuidar a la gente que confió en nosotros. Estamos mirando la agenda nacional para radicar proyectos. Estamos a punto de radicar uno para que alcaldías y gobernaciones también puedan comprar tierras para entregarlas a los campesinos. Tenemos proyectos en educación y para atender a la población en discapacidad. También están: el proyecto para eliminar los intereses de los préstamos educativos y el que establece que ningún funcionario público pueda ganar más que el presidente, porque actualmente hay sueldos exorbitantes en las empresas estatales. No es justo este desbalance social, que incluso hace que se nos haga agua la jeta cuando le piensan subir $50.000 a los que solo ganan $1.000.000. Debe nivelarse para que haya equidad y eso irá en un proyecto que vamos a presentar esta semana. Hay una cantidad de cosas en las que estamos trabajando porque cuando uno llega le va cogiendo gusto a la vaina.

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Una pregunta obligada: ¿qué lo llevó a irse a caballo al Congreso? ¿No le salió mal ese gesto?

Cuál que mal, me salió fue la verraquera. Vieran el apoyo que me ha dado el campesinado, el ganadero, el caballista y otros. Yo gané muchísimo con mi sector al entrar a caballo. Es obvio que a algunos no les gustó, pero uno no puede obligarlos a que les guste. Pero hay 14 millones de campesinos en Colombia y también miles que son afines en el campo y son ellos los que entienden lo que hice. Cuando el presidente del Senado, Roy Barreras, dijo que podíamos traer nuestras mascotas, yo dije: “pariéntico, ese papayazo no lo puedo perder”. No solo era traer mi mascota, mi caballo, sino mostrarle al país que hay una Colombia distinta en la que toca transitar horas y horas para poder llegar a un lugar.

Me da risa que digan que era maltrato animal cuando el caballo tenía su protección y estaba relajado. Más asustado estaba yo. He sido el único en entrar a caballo al Capitolio, eso es una insignia para los campesinos. Nunca quise faltarle el respeto a nadie. También pienso que el Congreso no es para llevar animales, es para ir a trabajar. Nada de eso de ir a cuidar perritos y gatos. Era un mensaje para que vieran que el Congreso no era para eso. Gracias a mi Dios el gesto salió bien y el senador Roy fue todo un señor. Me dejó entrar al animal y hasta me dijo si iba a entrarlo a la plenaria. Eso terminó siendo tendencia mundial, me conocieron hasta en el último rincón de Colombia.

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¿No cree que eso lo va a encasillar como el senador del caballo?

Claro, me da risa que salgo en Bogotá y la mayoría me felicita por lo del caballo. Aunque qué días estaba subiendo por la Plaza de Bolívar y un man llega me pregunta si era el del caballo, le dije que sí y me dijo: “bobo, triplehijueputa”. Me echó la abuela todita. Da piedra, pero uno entiende que tienen sus razones para pensar que era una payasada.

¿Y qué dice de la respuesta de Angélica Lozano a su gesto?

La señora me trató bien feo, pero a mí me enseñaron a respetar a las damas. A ellas yo lo que solo hago es quererlas y respetarlas. Cuando me trató así, pues solo le dije que tenía razón.

A usted lo criticaron por votar en contra de un proyecto para combatir el maltrato animal, ¿no se contradice usted cuando dice que ama a sus animales?

Voy a votar en contra todas las veces que sea. Para ellos, maltrato es usar animales para el desarrollo de actividades económicas y eso no es así. Desconocen a más de media Colombia. Solo es que vayan a una finca cafetera y verán 10 a 15 mulas con sus cargas de café. Si tan solo dicen que es maltrato animal tener el caballo en el Congreso, cómo será si miran una mula que va por un camino de herradura y es usada para sacar el café. Hay muchas cosas que para ellos son maltrato y no entienden cómo es que se trabaja con los animales. Una cosa es ver a un animal que le pegan, lo tienen aguantando hambre, enfermo y similares, pero no pueden llamar como maltrato la cultura y tradición, nuestra vaquería, el coleo y más. Hay muchos temas delicados, como el aborto, y no las riñas de gallos, los toros, las carreras de caballos y más. Si uno les abre la puerta un poquito, se meten con todo.

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¿No cree que el episodio del caballo demuestra que la opinión se deja llevar por el show y no por los debates importantes?

Total, y es lo que he dicho: el Congreso no es para tener animales, sino para sacar leyes, proyectos y propuestas que beneficien al pueblo. Pero funcionó, desde ese día no ha habido más mascotas. También he visto que hay mucho por hacer, es un mito ese cuento de que en el Congreso no se trabaja, hay mucho trabajo acumulado.