Así lo señalaron los directores León Valencia y Ariel Ávila en el que indicaron que es necesario que el Gobierno golpee “discriminadamente y de manera inteligente” a los criminales.

También propusieron que se les plantee la posibilidad de abrir “caminos de sometimiento a la justicia” o de una salida negociada a su violencia, pues se está “incubando un nuevo conflicto” armado pese a la reducción general de los indicadores de violencia.

Los grupos disidentes de las Farc y los antiguos líderes de ese grupo armado que dejaron el proceso de paz se están juntando y podrían conformar una nueva guerrilla el año próximo, considera Valencia:

“La información que tenemos es que se está juntando la disidencia política y armada. Eso da la posibilidad y el riesgo hacia el año entrante de la conformación, otra vez, de un grupo guerrillero en Colombia distinto al Eln”.

Ávila agregó que tienen información acerca de dos reuniones entre los exlíderes de la guerrilla y grupos disidentes. La primera tuvo lugar el 2 de mayo en un punto que no determinó, mientras que la otra se produjo “unos días después” en una zona del departamento de Arauca.

Además, explicó que tienen “información en territorio sobre el acercamiento de estos mandos con esas disidencias y el posible establecimiento de esas negociaciones”.

Por eso, concluyen, el futuro y la posible conformación de una guerrilla se podrá determinar hasta el primer trimestre de 2020.

“Hasta hace unos seis meses la mayor probabilidad era que los grupos de disidencias sufrieran un proceso de bandolerización (…) Hoy se ha invertido la carga y creo que estamos muy cerca de que eso sea una nueva guerrilla”, afirmó Ávila.

Según el analista, “habrá que esperar y sobre esto la preocupación que debe tener el Gobierno nacional es el proceso de reincorporación de los mandos medios más que de la base” de la antigua guerrilla.

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¿Cómo se estaría conformando?

Según explicó Valencia, en este momento “hay unos leños prendidos” en Colombia a los que considera que Duque “les está echando gasolina” en lugar de agua, puesto que “no los está tratando para minimizarlos”.

El analista se refiere a los 24 grupos con 1.800 exguerrilleros disidentes “que están en el narcotráfico y la delincuencia común” y considera que si se juntan, ese incendio va a crecer “porque les dan un fundamento político”, proveniente de ‘Iván Márquez’ y ‘Jesús Santrich’.

El segundo foco lo constituye el Eln. En opinión de Valencia, los diálogos se rompieron sin que el Gobierno tuviera “un plan B real” para confrontar a esa guerrilla y desde entonces “no le han hecho nada”.

Además, “se está expandiendo y está obteniendo más dinero” mientras cuenta con un “apoyo importante de los sectores de las fuerzas militares en el otro lado de la frontera de Venezuela”, por lo que pueden cruzar la línea limítrofe con toda facilidad.

A esos dos grupos se suma el ‘Clan Del Golfo’, principal banda heredera del paramilitarismo, que durante el gobierno Santos intentó un proceso de negociación para someterse a la justicia y que se hace llamar Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC).

En ese momento, dentro del grupo había “una confrontación interna enorme” pero ahora “se ha recompuesto el ‘Clan del Golfo’” y “se cortó toda posibilidad de sometimiento a la justicia”.

“Esta fuerza ha logrado recomponer su conducción, su retaguardia en Urabá y Córdoba, y está expendiéndose por muchos sitios mediante la fórmula de ‘outsorcing’ que es pactar con otros grupos locales”, aseguró Valencia.

Además, han conformado alianzas que suponen “un factor perturbador” con los carteles mexicanos, lo que constituye “un cóctel explosivo enorme”.

Finalmente, Valencia subrayó que Venezuela es otro “leño ardiendo”:

“El presidente Duque se ha empeñado en el derrocamiento de [Nicolás] Maduro y (…) le ha liberado las manos para intervenir en Colombia”, aseguró el analista, que considera que el gobernante está actuando “en los factores de violencia colombianos”.

En este momento Maduro no tiene ningún detente frente al Gobierno colombiano. Lo único que le detiene frente a actuar más con los actores de violencia es una intervención de EE.UU. que venga con el pretexto de que está ayudando a terroristas”, subrayó.

Por otra parte, Ávila explicó que en este momento de los 281 municipios priorizados para el posconflicto 123 “tienen un componente criminal”.

Detalló que en algunas regiones la reducción de los índices de violencia se debe a que había una guerra abierta entre varios grupos y actualmente uno de los dos ganó o ambos llegaron a un acuerdo.

Como combustible de los grupos armados, Ávila destacó que en este momento la cocaína tiene precios muy altos tanto en Europa como en EE.UU.

Además, los precios del oro han crecido, con lo que la minería ilegal que dominan estos grupos cobra todavía más importancia y “la tragedia ambiental que se avecina es impresionante”, puesto que quienes extraen el oro lo hacen contaminando los ríos y destruyendo ecosistemas.

La Fundación destaca en su informe su preocupación ante la falta de “efectividad de las fuerzas militares porque no hay comando” y su “parálisis producto del escándalo del posible regreso” de los llamados ‘falsos positivos’, entre otros.