En menos de 24 horas el coliseo Carlos Mauro Hoyos en Belén pasó de ser un centro de rendimiento físico a convertirse en el albergue de 781 indígenas embera katío, del resguardo Tahamí de Chocó, los mismos que el miércoles hicieron una toma inédita a la Alcaldía. Esta también ocupó en 2021 el Parque Nacional en Bogotá.

(Le puede interesar: Premio de oro macizo que ganó Medellín está perdido luego de toma indígena a Alcaldía)

Mientras los indígenas desayunaban en las zonas verdes en medio del calor de la mañana, funcionarios de Salud y de Buen Comienzo atendían a los niños y madres gestantes que se acercaban a los cubículos para una vacuna o una revisión. Miembros del Inder compartían con los niños y niñas en el único espacio en el que parece que ambos sexos no tienen diferencias: el juego.

Entre el barullo de niños corriendo, perros ladrando y hombres vociferando en su lengua ancestral, se encontraba Rodrigo Vitucay Tequia gobernador de los Embera Katios. Vitucay es quien coordina todo en el coliseo y hasta los funcionarios de la Alcaldía de Medellín lo buscan para saber como hacer las cosas allí.

En una pausa de su trajinado día, Rodrigo comentó, haciendo grandes esfuerzos para hacerse entender, que la noche fue difícil. “Había 100 colchonetas para todos, hasta sentados nos tocó dormir. Solicitamos que nos den de a un colchón a cada uno”, pidió.

(Lea también: Con velatón, rechazaron el tercer envenenamiento de Blondie, que le quitó la vida)

El gobernador indicó que los indígenas albergados, que protagonizaron la toma de la Alpujarra, llevan años en la ciudad sometidos a la pobreza y al abandono. “Acá en ‘Ciudad Medellín’ hay gente hace años en Niquitao, en Enciso, en Prado y Chagualo”, dijo.

Sobre los motivos que los obligaron a salir de su resguardo, Vitucay indicó que la falta de progreso en Bagadó, compromisos incumplidos por gobiernos anteriores, así como la presencia y las extorsiones de grupos ilegales fueron los detonantes de los continuos éxodos de esta etnia que cada cierto tiempo se repiten con el resultado de un retorno temporal. De hecho, según la Unidad de Víctimas, los embera han salido 12 veces de su territorio y las mismas veces han retornado, pero siempre tienen que salir por presiones. “En Bagadó sembramos maíz, plátano y piña. Pero a veces nos ‘vacunan’. Nosotros bien pobres queriendo progresar en un territorio que ni vías tiene, ¿cómo vamos a pagarle $ 7 millones a un bandido?”, añadió.

Sobre su manifestación, que terminó en desmanes, Vitucay apuntó que esta se dio por lo que él definió como incumplimientos de la Alcaldía a acuerdos alcanzados con la Unidad Nacional de Víctimas en noviembre pasado, durante las negociaciones de un nuevo retorno.

(Lea también: Aeropuerto que sirve a Medellín está cerrado por neblina y hay más de 35 vuelos demorados)

Aunque en la página de la Unidad se lee que hubo acuerdos en la construcción conjunta de una ruta de atención para los menores en situación de mendicidad, según el gobernador lo pactado permitía a las mujeres y a los niños ejercer la mendicidad y “vender su arte” –eufemismo con el que se refieren a la venta de artesanías en espacio público y la realización de danzas por parte de niños para conseguir dinero–.

Vitucay indicó que en la mesa de concertación que se hizo este jueves con ellos se iba a negociar el retorno al territorio solamente si se cumplían seis peticiones que tienen para la administración distrital. La principal es que se les permita “trabajar” con los niños a su lado, ya que por su cultura estos no se pueden alejar de su vista. La otra es que les dejen ejercer mendicidad a solteras y viudas, así como el cese de una supuesta “persecución” del Icbf contra la comunidad.

“También pedimos que nos garanticen alimentación y un albergue, pero que no sea este coliseo. Nos han dicho que albergue no hay, pero es por lo que pasó en Bogotá que se volvió un foco de enfermedades. La comunidad pide que nos manden a un edificio mientras haya retorno con garantías al territorio”, agregó.

Lee También

Frente al retorno, Vitucay apuntó que “si la reunión de este jueves salía bien, colocamos fechas para regresar a Bagadó, pero si no hay acuerdos, volvemos a la calle y a ‘Alpujarra’. Si peleamos allá también peleamos acá en Medellín. Y llegarán más indígenas de la guardia a apoyarnos porque en Andágueda somos 9.000”, advirtió.

Los indígenas le pidieron al alcalde tener “corazón calmado” durante los diálogos. “Pedimos que tenga cabeza fría para resolver esto porque no somos violentos, somos humildes”, advirtió el gobernador.