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Este artículo fue curado por pulzo   Ago 21, 2025 - 6:02 am
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El pasado 11 de agosto de 2025, un incendio devastador arrasó con el segundo piso de un edificio habitacional y destruyó varios locales comerciales en el centro de Manizales, dejando a siete familias damnificadas y consumiendo locales históricos como tres librerías: La Eneida, Latina y Odisea, además de un spa y otro local sin ocupar, según la fuente original. Este siniestro no solo generó cuantiosas pérdidas materiales, sino que también representó un golpe profundo para la memoria y la vida cultural de la ciudad. Entre los espacios más afectados destaca la Librería Latina, poseedora de aproximadamente 300 mil volúmenes, de los cuales una gran parte quedó inservible tras ser alcanzada por el fuego y el agua empleada para controlar la emergencia, lo que obligó a vender los libros afectados como reciclaje.

La desaparición temporal o definitiva de estas librerías implica un retroceso para la vida académica y lectora local. La historia recoge numerosos estudios sobre cómo la destrucción de sitios culturales, especialmente en ciudades intermedias, puede debilitar significativamente el tejido social y educativo. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), las librerías funcionan como nodos de encuentro intelectual que, al desaparecer, dificultan el acceso a fuentes de conocimiento y esparcimiento, en particular para comunidades vulnerables.

Frente a la magnitud de la tragedia, los dueños de los establecimientos siniestrados y la comunidad han apelado a la solidaridad ciudadana y al respaldo institucional. Diego Giraldo, coproprietario de La Eneida, ha impulsado campañas de donación de libros y apoyo económico en las librerías aún en pie, motivando a la ciudadanía a participar. Asimismo, se han desarrollado jornadas específicas de recolección, como la que se llevó a cabo en la ciclovía de la Avenida Santander, y está en marcha una articulación con la Cámara de Comercio para continuar canalizando ayudas que permitan reactivar estos espacios.

Así, la reacción comunitaria ha sido comparada con experiencias cercanas de recuperación tras desastres, en donde la movilización conjunta entre afectados, organizaciones y ciudadanos marca la diferencia para evitar la desaparición definitiva de espacios culturales vitales. Según la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, la presión civil y las campañas solidarias han resultado determinantes para restaurar el tejido cultural y económico en casos semejantes recientes en la región andina.

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Sin embargo, el escenario futuro sigue siendo desafiante. Los libreros afectados deben buscar la manera de reubicar sus negocios en el centro de Manizales, manteniendo la llamada “Cuadra de las Bibliotecas”, un corredor simbólico donde nacen y se sostienen varios comercios de libros de la ciudad. Todo ello ocurre bajo la presión de conseguir alquileres accesibles y evitar que el deterioro urbano desplace aún más a estos actores del ecosistema cultural local.

La recuperación tras eventos de este tipo requiere, acorde con recomendaciones del Banco Interamericano de Desarrollo, el diseño y puesta en marcha de políticas públicas que incluyan incentivos, alivios fiscales y apoyo dirigido a microempresarios culturales. Esta combinación de intervenciones resulta fundamental para fortalecer el comercio tradicional y proteger la identidad urbana frente al avance de mercados inmobiliarios agresivos y la competencia digital.

El caso de Manizales pone de relieve la fragilidad de los espacios culturales y comerciales, especialmente en ciudades intermedias de Colombia. El Espectador y el Ministerio de Cultura han advertido que muchos de estos lugares operan con márgenes económicos estrechos y carecen de seguros que los protejan contra desastres, amplificando su vulnerabilidad ante situaciones como la vivida. Por ello, fortalecer las redes institucionales y la conciencia comunitaria alrededor de su valor es, hoy más que nunca, una tarea prioritaria.

En conclusión, la catástrofe que afectó a las librerías y familias en Manizales constituye una alarma sobre el estado de protección de los bienes culturales en el país. Más allá de la reconstrucción física, este proceso exige la integración de políticas robustas y un esfuerzo colectivo orientado a preservar y potenciar el patrimonio cultural local, asegurando su vigencia frente a nuevos desafíos.

Preguntas frecuentes relacionadas

¿Por qué las librerías son tan importantes para la vida cultural de una ciudad?

Las librerías, especialmente aquellas con larga trayectoria, no solo proveen libros, sino que constituyen espacios de encuentro, formación y pensamiento crítico. Según la UNESCO, su aporte va mucho más allá de la venta de publicaciones; fomentan debates, actividades educativas, integran a diferentes generaciones y dan soporte al tejido social de barrios y ciudades. La desaparición de estos espacios limita el acceso a la cultura, la educación y el diálogo comunitario.

Además, las librerías permiten a lectores de todas las edades acceder a novedades editoriales y obras clásicas que difícilmente podrían conseguirse en bibliotecas o por medios digitales, sobre todo en contextos donde el acceso a internet sigue siendo desigual. Por ello, promover su supervivencia y reconstrucción representa una apuesta por la inclusión y el bienestar social.

¿Qué medidas pueden ayudar a prevenir futuros desastres en comercios culturales?

Entre las medidas clave figura la adopción de seguros contra incendios y otras contingencias, así como la implementación de protocolos de prevención y evacuación. El fortalecimiento de normativas locales, la capacitación continua del personal y la inversión en sistemas de alarma y extinción temprana son fundamentales.

Adicionalmente, la articulación entre comercios, entidades estatales y la comunidad permite compartir experiencias y desarrollar campañas de sensibilización sobre la importancia de preservar el patrimonio cultural y los espacios que lo resguardan, contribuyendo así a reducir los riesgos de nuevas tragedias.

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