La reciente operación antidrogas en Bocas de Ceniza, una zona estratégica cercana a Barranquilla, ha supuesto un duro golpe a las redes del narcotráfico en el Caribe colombiano. Durante esta acción, agentes de la Estación de Guardacostas lograron incautar 1.675 kilogramos de cocaína que eran transportados en una lancha rápida, además de detener a tres colombianos y un ciudadano jamaiquino presuntamente implicados en el tráfico, según información publicada por Crónica del Quindío. Este evento no se presenta como un hecho aislado, sino que forma parte de una serie de operativos que han permitido a las autoridades contener, en parte, el llamado corredor del narcotráfico hacia mercados internacionales.
De acuerdo con cifras oficiales de la Armada Nacional recopiladas por el mismo medio, en lo corrido del año 2025 ya se han decomisado más de 160 toneladas de cocaína en el Caribe colombiano. Además, en los últimos tres años se contabilizan más de 2.500 toneladas incautadas, la destrucción de 16.200 laboratorios ilegales y la captura de 189 narcotraficantes, entre ellos 20 extranjeros. Estos números reflejan la sistematicidad y alcance de las estrategias implementadas para combatir un problema que afecta no solo la seguridad nacional, sino también la imagen internacional del país.
Las áreas costeras, como Bocas de Ceniza, se han consolidado como nodos logísticos cruciales ante el interés de múltiples organizaciones criminales de exportar drogas ilícitas a Estados Unidos y Europa. Tal situación ha motivado la adopción de operativos de interdicción marítima, que han sido potenciados mediante la incorporación de tecnología y la cooperación internacional, señala Crónica del Quindío. La efectividad de estos esfuerzos depende también de la colaboración con agencias extranjeras, evidenciando que la lucha contra el narcotráfico trasciende fronteras y responde tanto a presiones locales como globales.
El contexto geopolítico en el que ocurre este tipo de decomisos no puede ignorarse. Colombia se encuentra a la espera de la llamada "certificación de cooperación antidrogas" otorgada por el gobierno de Estados Unidos, una decisión que incide directamente en la destinación de fondos y el fortalecimiento de la relación bilateral. En el año fiscal 2023, Estados Unidos proporcionó aproximadamente 743 millones de dólares en apoyo para iniciativas enfocadas en la seguridad y el desarrollo en Colombia, lo que subraya la relevancia de estas alianzas para enfrentar el narcotráfico, según reporta Crónica del Quindío.




Más allá de las cifras y detenciones, la problemática tiene un alcance que excede lo policial. El Observatorio de Drogas de Colombia indica que las rutas del narcotráfico alimentan la violencia organizada y la corrupción local, lo que complica los procesos de desarrollo rural y social. Por esta razón, la destrucción de laboratorios y la captura de sujetos relacionados con estas actividades representan solo una parte del desafío, pues el verdadero reto es desmontar las estructuras económicas y sociales que perpetúan el negocio ilícito.
Internacionalmente, países como México, Perú y Bolivia también enfrentan contextos complejos relacionados con el tráfico de drogas. No obstante, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) reconoce que los logros de Colombia en incautaciones y desmantelamiento de laboratorios impactan de manera positiva en la reducción global de la oferta, aunque subraya que la demanda internacional sigue siendo un factor determinante.
En conclusión, la incautación en Bocas de Ceniza es solo un eslabón más en una cadena de desafíos. Como señalan expertos del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ), se requieren intervenciones que combinen la fuerza pública con proyectos de prevención y desarrollo sostenible, en busca de alternativas económicas y sociales que permitan romper el ciclo del narcotráfico en las comunidades más vulnerables.
¿Qué significa la “certificación de cooperación antidrogas” de Estados Unidos para Colombia? La certificación de cooperación antidrogas es un mecanismo por el cual el gobierno de Estados Unidos evalúa el grado de colaboración de países afectados por el tráfico de drogas en la lucha contra este fenómeno. La importancia para Colombia radica en que de esta certificación dependen ayudas financieras, acceso a programas de seguridad y la consolidación de lazos diplomáticos entre ambos países. Es, entonces, una herramienta con implicaciones prácticas y simbólicas en la política antidrogas y en la agenda bilateral.
Además, el resultado de esta certificación puede influir en la percepción internacional sobre el compromiso de Colombia en la lucha contra el narcotráfico. Por ello, las autoridades colombianas han priorizado mostrar resultados concretos, como es el caso del decomiso en Bocas de Ceniza, con miras a mantener el apoyo y el reconocimiento de sus principales aliados internacionales.
¿Cuál es el impacto social del narcotráfico en las comunidades costeras de Colombia? El narcotráfico genera no solo un impacto en la seguridad sino que también afecta profundamente las dinámicas sociales y económicas de sectores costeros, como en el Caribe colombiano. La violencia asociada, la corrupción y la falta de oportunidades legales contribuyen al deterioro del tejido social y a la persistencia de ciclos de pobreza y exclusión, según el Observatorio de Drogas de Colombia.
Para muchas comunidades, la participación en actividades ilícitas termina siendo una alternativa frente a las limitaciones del desarrollo rural y la ausencia de proyectos sostenibles. Por eso, expertos de INDEPAZ señalan la urgencia de políticas integrales que ofrezcan alternativas legítimas de subsistencia y fortalezcan el desarrollo local como vía para romper con la dependencia de economías ilícitas.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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