Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por pulzo   Dic 15, 2025 - 11:40 am
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La Universidad de Antioquia enfrenta una coyuntura crítica debido a su situación financiera. El Ministerio de Educación Nacional, a través de la Subdirección de Inspección y Vigilancia, envió recientemente una directriz contundente al rector John Jairo Arboleda exigiendo la formulación e implementación urgente de un plan orientado a la reducción y contención del gasto de funcionamiento. Según la comunicación oficial—firmada por Harold Hernández, subdirector encargado de la dependencia—, la universidad cuenta únicamente con dos días hábiles, a partir de la notificación, para adoptar y documentar las acciones requeridas. El objetivo es que los recursos de los Fondos Generales se dirijan principalmente al cumplimiento de las funciones misionales: docencia, investigación y extensión, conforme a principios de eficiencia, austeridad y sostenibilidad.

Entre las órdenes impartidas, el rector debe suspender de manera inmediata cualquier nuevo acuerdo, convenio o contrato (incluidos aquellos relacionados con la prestación de servicios, apoyo administrativo o tercerización) que no esté ligado de manera directa o demostrable a la prestación del servicio educativo superior. Asimismo, el plan debe restringir radicalmente el reconocimiento y pago de viáticos, gastos de representación, publicidad onerosa, eventos protocolarios y otras erogaciones discrecionales, exceptuando las que sean indispensables según la misión institucional. El documento también exige una revisión integral y ajuste—o eventual terminación—de los contratos vigentes relacionados con apoyo administrativo tercerizado, con el fin de garantizar la sostenibilidad.

Otra instrucción relevante es abstenerse de autorizar y pagar a terceros, sean personas naturales o jurídicas, que no tengan una relación directa con las funciones propias de la universidad. Según el Ministerio, además del énfasis en la restricción de gastos, se exige la presentación de una estrategia de seguimiento y monitoreo clara para garantizar el cumplimiento de las decisiones adoptadas, estableciendo objetivos e indicadores verificables para evaluar resultados a corto y largo plazo.

Sumado a lo anterior, el Ministerio exige un “Plan Integral de Saneamiento Financiero” con el propósito de corregir tanto el déficit estructural como el déficit de caja detectados por los órganos de inspección. Este plan debe incluir un diagnóstico financiero actualizado y verificable, estrategias específicas de reducción del déficit con cronogramas y responsables definidos, así como un análisis de sostenibilidad financiera y medidas de recuperación de liquidez cuidadosamente trazadas para preservar la continuidad y calidad del servicio educativo.

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Un aspecto esencial es el llamado a revisar todos los modelos de tercerización administrativa, en especial los contratos suscritos con la Corporación Interuniversitaria de Servicios (CIS) y la Fundación Universidad de Antioquia, donde se busca identificar posibles esquemas de “nómina paralela” financiados con recursos de funcionamiento. Adicionalmente, el rector debe encaminar el proceso presupuestal de cara a la vigencia 2026, asegurando que los límites asignados a las diferentes unidades respondan a necesidades reales y estén debidamente justificados técnica, financiera y jurídicamente, evitando así propuestas sin soporte.

La gravedad de las indicaciones radica en las señales de crisis institucional detectadas por el Ministerio de Educación, relacionadas con déficit estructural, posible desborde del gasto operativo, tercerización cuestionada, manejo poco claro de recursos públicos y supuesta obstrucción a la labor de inspección y vigilancia. Todas estas medidas reflejan el intento de encauzar a la Universidad de Antioquia hacia un manejo más transparente, eficiente y sostenible de sus recursos, resguardando su misión y función como entidad pública de educación superior.

¿Qué implica la “tercerización administrativa” en el contexto universitario?

El término “tercerización administrativa” hace referencia a la contratación de servicios de apoyo institucional a través de organismos o empresas externas, en vez de utilizar personal o recursos propios de la universidad. Esta práctica puede agilizar procesos y aportar flexibilidad, pero también es objeto de controversia, ya que podría derivar en esquemas de “nómina paralela” o comprometer el buen uso de los recursos públicos.

En el caso de la Universidad de Antioquia, el Ministerio de Educación identifica la necesidad de revisar profundamente estos contratos para evitar posibles desvíos de recursos y asegurar que toda la gestión administrativa se realice conforme a criterios de transparencia y eficiencia, garantizando así el objetivo principal de la educación superior pública.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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