El senador Humberto de la Calle criticó la apuesta del presidente Gustavo Petro de movilizar las calles para tratar de presionar al Congreso y lograr así que le aprueben sus reformas. Señaló que, en el fondo, hay una amenaza a la rama Legislativa que atenta la separación de poderes.

En diálogo con EL COLOMBIANO, este congresista independiente —exjefe negociador de paz y excandidato presidencial— planteó que el gabinete ministerial de Petro atraviesa por una crisis que lo divide. Y afirmó que el cese al fuego bilateral que se anunció en diciembre terminó como una “metida de pata”.

(Vea también: Mhoni vidente lanzó delicada predicción sobre problema que tendría Petro: “No lo quieren”)

¿Cuál es su lectura de la maratónica presentación de reformas del Gobierno en el Congreso?

“Esto tiene varias caras. Por un lado, es evidente que Gustavo Petro fue elegido con una promesa de cambio y no está engañando a nadie. Lo que está presentando básicamente corresponde a lo que dijo en campaña. Sin embargo, sí hay un exceso de presentación de proyectos reformistas en el Legislativo que pueden dificultar no solo la labor del Congreso, sino también la necesidad de acciones reflexivas con más tiempo para pensar y discutir, y con más espacio para la participación de la gente.

Algunos creemos que en el Congreso se puede llegar a propiciar una avalancha que se vuelva incontenible con el riesgo de producir leyes muy deficientes. Es el caso que estamos viendo en la reforma a la salud, un tema tan controversial. Sí es cierto, como dice la ministra de Salud, Carolina Corcho, que se socializó parcialmente antes de presentar el proyecto, pero el texto del articulado solo apareció hace algunos pocos días y además en sesiones extraordinarias, lo cual considero que es irregular porque, a mi juicio, se trata de una ley estatutaria”.

Eso quiere decir que le preocupa la “reformatón” del Gobierno…

“Sí, hay cierta preocupación sobre el apresuramiento al que se le ha agregado un elemento, que puede ser riesgoso, que es el de la discusión callejera porque los ciudadanos tienen derecho a manifestarse y han actuado de manera pacífica, pero eso agobia al Congreso y le introduce un elemento de presión que no me parece que sea fructífero”.

¿Eso quiere decir que cree que el presidente Gustavo Petro intentó presionar al Congreso con ese llamado a la movilización?

“Hay que aseverar que ese discurso, llamado el ‘balconazo’, fue realmente muy desafortunado porque tiene en su fondo una muy seria amenaza de movilización hacia formas de democracia que distan mucho de lo que se espera de un Congreso. El discurso de Petro fue desafortunado y sí hay en el fondo una cierta amenaza al Congreso. No entiendo por qué el Congreso mismo no ha reaccionado señalando que en un Estado de derecho hay repartición de competencias”.

Petro ha recurrido insistentemente al “mandato popular” para tratar de avalar sus reformas; ¿cree que con eso busca pasar por encima del Congreso?

“El Presidente ha sostenido que con su elección ya las reformas están aprobadas. Es decir, que el Congreso es el notario de las decisiones que el él interpreta en función de la votación en su favor. Eso es exactamente lo contrario a un Estado de derecho. Eso es un cesarismo pseudodemocrático que la mayoría de los colombianos no queremos.

Hay que darle la razón al Presidente en que en Colombia el Estado es ineficaz, hay demasiadas leyes, no se aplican, la gente se burla de ellas, hay demasiadas leguleyos tratando de enredar las cosas. Pero la solución no es concentrar el poder en el caudillo y menos ir al pasado”.

Pese a esa ineficacia del Estado a la que se refiere, ¿considera que hay instituciones sólidas que impedirían que el Ejecutivo pase por encima del Legislativo?

“Esperaría que sí. Es cierto que Colombia, con todos sus defectos y con una democracia que ha sido atacada por todos los flancos, ha mostrado estabilidad institucional y eso produce esperanza y optimismo en la línea que usted plantea, pero con esto no se puede jugar. Hay unas formas de generar pasiones alrededor del líder que luego se convierten en mayorías en las urnas, pero son mayorías producto de la emoción y no de la reflexión.

El ejercicio de democracia exige un cierto grado de paciencia. Hay mucha impaciencia entre los colombianos y también mucho odio. Me parece que el Jefe de Estado debe buscar salidas, trabajar en consensos sin renunciar a sus ideas, pero creando un ambiente de mayor sosiego”.

Petro le pidió al Congreso facultades para diversos asuntos y también las ha adquirido vía decreto, ¿cree que está intentando saltarse las instituciones?

“En cuanto a esas facultades extraordinarias, el Gobierno sostiene que se han usado tradicionalmente en Colombia y es cierto. En el Congreso, mi idea es revisar esto con lupa, sin tragar entero. Voy a examinar cuáles pueden ser útiles, puede haber allí materias donde sea útil el uso de facultades, pero mirando esto de forma restrictiva porque, de alguna manera, sí genera un desbalance de poder porque en un Estado de derecho tiene que haber separación de poderes”.

Petro tiene un gabinete que ha discutido desde adentro por la diferencia de pensamientos que hay entre los ministros, ¿cree que ese gabinete sí será capaz de sostenerse más tiempo?

“Es un hecho que hay dos gabinetes. La tesis que impera en algunos medios afectos al Gobierno es que eso es muy democrático, que se trata de un ‘gobierno de coalición’ y que, por lo tanto, se generan estas diferencias. Discrepancias en los gobiernos siempre ha habido, eso es cierto, pero acá no estamos viendo discrepancias menores de una cartera con otra, lo que estamos viendo es realmente una ruptura en temas fundamentales”.

Liberales, conservadores y ‘La U’ critican al Gobierno, ¿cree que la coalición podría romperse?

“Eso es muy difícil de predecir. Lo que uno ve es que el gabinete está tratando de sobrevivir en sus contradicciones, pero no me atrevo a hacer predicciones porque cuando uno las hace los lectores creen que es lo que uno desea. Deseo que el Gobierno continúe, que mantenga su anhelo de cambio, pero que tengamos márgenes de discusión”.

(Vea también: Álvaro Uribe sacó sorpresivo as bajo la manga sobre reforma a la salud de Gobierno Petro)

Hablemos de paz, ¿cuál es su lectura de la propuesta de paz total del Gobierno Petro?

“Como propósito es noble y loable, ¿qué colombiano no quiere la paz total? Yo le agrego una frase adicional: aun si la paz total que propone Petro se convierte en una paz parcial, yo la aplaudiría. Me parece que quitarle fuego a la violencia y silenciar las armas es un bien para la Nación.

En ese sentido, hay que acompañar al Presidente en eso, lo cual no significa que no haya grandes interrogantes. También hay que decir que el papel del Estado es extraordinariamente volátil y delicado, es muy difícil saber frente a estas bandas con quién realmente se está negociando, quién es el que está al otro lado de la mesa”.

¿Y está de acuerdo con lo anunciado hasta ahora con la ley de desmantelamiento?

“Algunos de los anuncios han sido atinados, empezando porque se ha aclarado que no se trata de justicia transicional, sino de justicia ordinaria. Hay un nivel de penas que algunos considerarán que no son suficientes, pero que ya tienen cierto sustento en realidades colombianas de épocas anteriores. Hay que agradecer que el fiscal General, Francisco Barbosa, ha hecho unas puntualizaciones válidas.

Como postura personal, creo que el Gobierno debe buscar salidas a una situación tan compleja, manteniendo incólumes esas líneas rojas, que son las de sometimiento y no negociación política, pero eso no significa que la cosa sea fácil y hay enormes incertidumbres en los colombianos”.

¿Qué opina de la propuesta de dejarles un porcentaje de la fortuna ilegal a los narcos?

“Hay que reconocerle al Gobierno, primero, que en las leyes actuales de extinción de dominio hay normas similares a esa y, en segundo lugar hay que resaltar que hay países que, para lograr una salida no violenta, establecen unos márgenes para que quienes han delinquido, pues tengan una manera de subsistir. Pero creería que el Fiscal acierta cuando señala que a eso lo hay que ponerle son topes”.

¿Cuál es su lectura del decreto de cese al fuego con ELN y otros grupos, con el que hubo tanto enredo?

“Lo del cese bilateral al fuego sí fue una metida de pata indiscutible porque hay demasiado apresuramiento y voluntarismo. Se ve un poco la creencia del ‘conmigo sí’ y el ‘yo soy capaz, yo lo hago rápido sin tantas regulaciones, decretos y vericuetos jurídicos’, pero eso realmente falló. Es lastimoso porque, en efecto, el ELN lo que sostiene es que, si hay una mesa, pues uno debe regirse por las decisiones que se tomen en esa mesa”.

¿Qué opina frente a la idea de darle estatus político a la Segunda Marquetalia?

”Me he opuesto a que se abran conversaciones de negociación con la Nueva Marquetalia y me parece que el camino que les queda es someterse a la justicia”.

El senador Humberto de la Calle criticó la apuesta del presidente Gustavo Petro de movilizar las calles para tratar de presionar al Congreso y lograr así que le aprueben sus reformas. Señaló que, en el fondo, hay una amenaza a la rama Legislativa que atenta la separación de poderes.

En diálogo con EL COLOMBIANO, este congresista independiente —exjefe negociador de paz y excandidato presidencial— planteó que el gabinete de Petro atraviesa por una crisis que lo divide. Y afirmó que el cese al fuego bilateral que se anunció en diciembre terminó como una “metida de pata”.

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¿Cuál es su lectura de la maratónica presentación de reformas del Gobierno en el Congreso?

“Esto tiene varias caras. Por un lado, es evidente que Petro fue elegido con una promesa de cambio y no está engañando a nadie. Lo que está presentando básicamente corresponde a lo que dijo en campaña. Sin embargo, sí hay un exceso de presentación de proyectos reformistas que pueden dificultar no solo la labor del Congreso, sino también la necesidad de acciones reflexivas con más tiempo para pensar y discutir, y con más espacio para la participación de la gente.

Algunos creemos que en el Congreso se puede llegar a propiciar una avalancha que se vuelva incontenible con el riesgo de producir leyes muy deficientes. Es el caso de la reforma a la salud, un tema tan controversial. Sí es cierto, como dice la ministra Carolina Corcho que se socializó parcialmente antes de presentar el proyecto, pero el texto del articulado solo apareció hace pocos días y además en sesiones extraordinarias, lo cual considero que es irregular porque se trata de una ley estatutaria”.

Eso quiere decir que le preocupa la “reformatón” del Gobierno…

“Sí, hay cierta preocupación sobre el apresuramiento al que se le ha agregado un elemento, que puede ser riesgoso, que es el de la discusión callejera porque los ciudadanos tienen derecho a manifestarse y han actuado de manera pacífica, pero eso agobia al Congreso y le introduce un elemento de presión que no me parece que sea fructífero”.

¿Cree que el presidente Gustavo Petro intentó presionar al Congreso con ese llamado a la movilización?

“Hay que aseverar que ese discurso, llamado el ‘balconazo’, fue realmente muy desafortunado porque tiene en su fondo una muy seria amenaza de movilización hacia formas de democracia que distan mucho de lo que se espera de un Congreso. El discurso de Petro fue desafortunado y sí hay en el fondo una cierta amenaza al Congreso. No entiendo por qué el Congreso mismo no ha reaccionado señalando que en un Estado de derecho hay repartición de competencias”.

Petro ha recurrido insistentemente al “mandato popular” para tratar de avalar sus reformas; ¿cree que con eso busca pasar por encima del Congreso?

“El Presidente ha sostenido que con su elección ya las reformas están aprobadas. Es decir, que el Congreso es el notario de las decisiones que él interpreta en función de la votación en su favor. Eso es exactamente lo contrario a un Estado de derecho. Eso es un cesarismo pseudodemocrático que la mayoría de los colombianos no queremos.

Hay que darle la razón al Presidente en que en Colombia el Estado es ineficaz, hay demasiadas leyes, no se aplican, la gente las burla, hay demasiadas leguleyos tratando de enredar las cosas. Pero la solución no es concentrar el poder en el caudillo y menos ir al pasado”.

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Pese a esa ineficacia del Estado a la que se refiere, ¿considera que hay instituciones sólidas que impedirían que el Ejecutivo pase por encima del Legislativo?

“Esperaría que sí. Es cierto que Colombia, con todos sus defectos y con una democracia que ha sido atacada por todos flancos, ha mostrado estabilidad institucional y eso produce esperanza y optimismo, pero con esto no se puede jugar. Hay unas formas de generar pasiones alrededor del líder que luego se convierten en mayorías en las urnas, pero son producto de emoción y no de reflexión.

El ejercicio de democracia exige un cierto grado de paciencia. Hay mucha impaciencia y también mucho odio. Me parece que el Jefe de Estado debe buscar salidas, trabajar en consensos sin renunciar a sus ideas, pero creando un ambiente de mayor sosiego”.

“El Gobierno sostiene que se han usado tradicionalmente en Colombia y es cierto. En el Congreso, mi idea es revisar esto con lupa, sin tragar entero. Voy a examinar cuáles pueden ser útiles, puede haber allí materias donde sea útil el uso de facultades, pero mirando esto de forma restrictiva porque, de alguna manera, sí genera un desbalance de poder porque en un Estado de derecho tiene que haber separación de poderes”.

Petro tiene un gabinete que ha discutido desde adentro por la diferencia de pensamientos que hay entre los ministros, ¿cosnidera que ese gabinete será capaz de sostenerse más tiempo?

“Es un hecho que hay dos gabinetes. La tesis que impera en algunos medios afectos al Gobierno es que eso es muy democrático, que se trata de un ‘gobierno de coalición’ y que, por lo tanto, se generan estas diferencias. Discrepancias en los gobiernos siempre ha habido, eso es cierto, pero acá no estamos viendo discrepancias menores de una cartera con otra, lo que estamos viendo es realmente una ruptura en temas fundamentales”.

Liberales, conservadores y ‘La U’ critican al Gobierno, ¿cree que la coalición podría romperse?

“Eso es muy difícil de predecir. Lo que uno ve es que el gabinete está tratando de sobrevivir en sus contradicciones, pero no me atrevo a hacer predicciones porque cuando uno las hace los lectores creen que es lo que uno desea. Deseo que el Gobierno continúe, que mantenga su anhelo de cambio, pero que tengamos márgenes de discusión”.

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Hablemos de paz, ¿cuál es su lectura de la propuesta de paz total del Gobierno Petro?

“Como propósito es noble y loable, ¿qué colombiano no quiere la paz total? Aun si se convierte en una paz parcial, yo la aplaudiría. Quitarle fuego a la violencia y silenciar las armas es un bien para la Nación.

En ese sentido, hay que acompañar al Presidente, lo cual no significa que no haya grandes interrogantes. También hay que decir que el papel del Estado es extraordinariamente volátil y delicado, es muy difícil saber frente a estas bandas con quién se está negociando, quién es el que está al otro lado”.

¿Y está de acuerdo con lo anunciado hasta ahora con la ley de desmantelamiento?

“Algunos anuncios han sido atinados, empezando porque se ha aclarado que no se trata de justicia transicional, sino ordinaria. Hay un nivel de penas que algunos considerarán que no son suficientes, pero que ya tienen cierto sustento en realidades de épocas anteriores. Hay que agradecer que el fiscal Francisco Barbosa ha hecho unas puntualizaciones válidas.

Creo que el Gobierno debe buscar salidas manteniendo incólumes líneas rojas, que son las de sometimiento y no negociación política, pero eso no significa que la cosa sea fácil y hay enormes incertidumbres”.

¿Qué opina de la propuesta de dejarles un porcentaje de la fortuna ilegal a los narcos?

“Hay que reconocerle al Gobierno, primero, que en las leyes actuales de extinción de dominio hay normas similares a esa y, en segundo lugar hay que resaltar que hay países que, para lograr una salida no violenta, establecen unos márgenes para que quienes han delinquido, pues tengan una manera de subsistir. Pero creería que el Fiscal acierta cuando señala que a eso lo hay que ponerle son topes”