Gustavo Petro cambió este jueves por la noche lo que aseguró a comienzos de semana en la W Radio en el sentido de que iba a eliminar la Procuraduría General de la Nación, creada por la Constitución de 1991, y que ese órgano de control haría en adelante parte del poder judicial con el único fin de perseguir la corrupción.

La decisión, según dijo Petro en la frecuencia radial, “no se va a atravesar en el actual mandato de la Procuraduría”. Sostuvo que esperaría que “fuese una vez termine el mandato de la actual procuradora [Margarita Cabello Blanco] y empiece la transición para que la Procuraduría pase a fortalecer el poder judicial de Colombia en su ámbito investigativo y centrado en la persecución de la corrupción”.

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Eso no lo había anunciado con énfasis durante su campaña, como sí lo hizo con temas escabrosos relacionados, por ejemplo, con el petróleo, las EPS o las pensiones, y por eso el país entendió el anuncio sobre el Ministerio Público como una carta de varias que puede no haber mostrado el hoy presidente electo en su intención de llegar a la Casa de Nariño.

Los defensores de la idea de Petro sostienen que la Procuraduría, que tiene una planta de 4.000 funcionarios, se debe acabar porque es un fortín burocrático tradicionalmente entregado a políticos de la costa y sus funciones las podrían desempeñar otros organismos del Estado. Los opositores consideran que de lo que se trata en una democracia es de fortalecer las instituciones y no de acabarlas, y menos cuando se habla de órganos de control como la Procuraduría.

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De lo que no ha hablado Petro es que para acabar con la Procuraduría se debe tramitar una reforma constitucional. Por eso, muchos temen que el presidente electo esté ambientando la idea de convocar una asamblea nacional constituyente con ese pretexto, pero que pueda incluir otros cambios en el diseño del Estado colombiano.

La intención de Petro, para analistas como el abogado Rodrigo Pombo, es “tratar de reformar la Constitución, abolir la constitución del 91, aprovechándose de las grandes mayorías que tiene en el Congreso y de la debilidad jurídica de la Corte Constitucional”. El jurista advirtió en NTN24 que, si bien en Colombia, en principio, el Congreso no podría sustituir la Constitución ni sus elementos esenciales, “Petro va a mandar una cantidad de reformas constitucionales y en el Congreso se las van a aprobar con total facilidad y la Corte Constitucional no va a servir de talanquera ni de dique iluminado, desde el punto de vista político y jurídico, al poder presidencial”.

Petro retuiteó en las últimas horas esta declaración de Pombo, y lo hizo con un comentario adicional que llamó la atención. Ya no habló de eliminar la Procuraduría, sino de “transformarla”, de “empoderarla”, todo acompañado con un mensaje aparentemente tranquilizador para los trabajadores de ese órgano de control.

Las reacciones, nuevamente, reflejan un país dividido. Unos insisten en que “La procuraduría se convirtió en un fortín burocrático que no hace diferencia”, y que el Estado “necesita instituciones modernas que agreguen valor, que solucionen en realidad los viejos problemas de los que no hemos podido salir, que en verdad persiga y castigue los corruptos”.

Pero otros expresan serias dudas: “No teman dice el señor Petro, y los capitales saliendo del país por boca y nariz, las empresas buscando otro lugar donde ubicarse y la gente con patrimonio viendo cómo sacarlo, y dice ‘no teman’”. Unos más le critican sus dobles mensajes: “A ver, pero al fin qué? Transformar o acabar? Sus malditos mensajes contradictorios es lo que tiene a Colombia en zozobra y el dólar disparado”.