El también senador y excandidato presidencial dice en esa red social que hay que quedarse en las casas “de manera permanente”.

Según él, no hay que salir de la casa “ni de dia [sic] ni de noche, ni solo el fin de semana”. Así, escribe en su alarmante trino, “salvarán […] miles de vidas y quizás, la propia”.

Como en otras situaciones por las que ha atravesado el país, Petro se viene refiriendo al tema del coronavirus, pero en su particular estilo, que empuja a la zozobra, como cuando hace poco dijo que “en realidad ya el virus anda en Transmilenio”, sin contar con evidencia científica ni el concepto de autoridades para semejante afirmación.

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El pánico es precisamente lo que las autoridades buscan evitar porque es el peor camino para enfrentar una situación como la que le plantea la pandemia, no solo a Colombia, sino al mundo entero.

Por sus comentarios, Petro recibe el reproche de ciudadanos que le responden sus trinos (le escriben, por ejemplo: “Gracias pero no eres ni presidente ni alcalde. Suerte, genio”), y la crítica de columnistas como Alejandro Riveros, que lo califica como un jugador que busca sacar provecho “de la infamia”.

“Petro publicó en seis horas 16 mensajes en Twitter hablando de sus rivales políticos y de su gestión en el Hospital San Juan de Dios mientras los gobernantes —a quienes él atacaba— buscaban soluciones para evitar infecciones con coronavirus. Colombia tenía para ese momento 54 contagiados; Bogotá, 28. Pero el senador y excandidato presidencial solo tuvo cabeza y dedos para escribir trinos saturados de rencor”, escribe Riveros en El Tiempo.

Riveros cita una investigación de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) que usó el modelo del dilema del prisionero. “Concluyeron que cualquier ventaja obtenida de la traición tiene una vida corta”, escribe este columnista, y cita también a Christoph Adami, investigador de la universidad: “Ser mezquino puede dar ventajas en el corto plazo, pero ciertamente no a largo plazo. Nos extinguiríamos”.