Para las 4:00 p. m. de este 23 de enero estaba programado en la agenda presidencial un encuentro entre Gustavo Petro y Claudia López, alcaldesa de Bogotá, para tomar decisiones sobre el metro. Sin embargo, la cita no se pudo llevar a cabo.

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El consorcio chino encargado de la obra entregó 5 alternativas que costarían entre 6 y hasta 15 billones de pesos y extenderían las obras entre 3 y 6 años. El objetivo era analizar cada una de las opciones; entre ellas, la que más ha tomado fuerza, que consiste en hacer un tramo subterráneo entre la estación 10 (calle primera con Caracas) y la calle 100 con autopista Norte. El sobrecosto de esta intervención ascendería a 17 billones de pesos. 

Gustavo Petro canceló reunión sobre el metro de Bogotá 

Pasados seis meses de la llegada de Gustavo Petro al poder, son varios los episodios en donde su impuntualidad ha salido a flote. Sus llegadas tarde o inasistencias a los eventos empiezan a convertirse en una de esas características por las que la gente identifica a sus presidentes.

A través de su cuenta de Twitter, la mandataria distrital confirmó la cancelación a último minuto de la reunión que tenía con el jefe de Estado y dio a conocer la nueva fecha, que será el próximo miércoles 25 de enero.

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Ahora, los habitantes de Bogotá deberán esperar a que el próximo miércoles el presidente y la alcaldesa se reúnan para analizar las propuestas y así anunciar qué pasará con el metro, obra que lleva años embolatada.

Estados Unidos critica a Petro en la ONU y evalúa si continúa apoyo a Colombia en el Acuerdo de Paz

Estados Unidos lanzó fuertes críticas al presidente Gustavo Petro durante la más reciente sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, en la que se presentó el informe trimestral sobre la paz en Colombia. El representante estadounidense, Mike Waltz, acusó al Gobierno de usar “retórica incendiaria” y de impulsar políticas que, según Washington, socavan los avances hacia una paz duradera. Además, cuestionó la ampliación del mandato de la Misión de Verificación, señalando que se ha desviado de su objetivo inicial —la desmovilización de las Farc— para centrarse en lo que calificó como “prioridades políticas excesivas”, como la JEP y el apoyo a minorías étnicas.