Por: LA CRONICA DEL QUINDIO

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Este artículo fue curado por pulzo   Sep 26, 2025 - 5:53 am
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El reciente fallecimiento de Elkin Ramiro Zapata Tamayo, agricultor de 62 años, ocurrido el pasado 20 de septiembre en su finca ubicada en la vereda Córcega del municipio de Quimbaya, Quindío, ha puesto en evidencia las dificultades estructurales en materia de salud y protección social que enfrentan quienes habitan y trabajan en zonas rurales de Colombia. La muerte de Zapata Tamayo, actualmente bajo investigación al no haberse certificado como natural, exige una necropsia para esclarecer si la caída que desembocó en su deceso fue accidental o consecuencia de alguna afección médica preexistente, tal como consta en el reporte inicial de las autoridades.

Este episodio refleja los riesgos a los que están expuestos los campesinos en su jornada diaria, en particular por la falta de una atención médica adecuada y oportuna. Datos del Observatorio de Salud Rural de Colombia, recogidos en su informe de 2023, enfatizan que la población campesina es especialmente vulnerable ante accidentes laborales y enfermedades silenciosas. La limitada infraestructura sanitaria, junto con barreras de acceso al sistema de emergencias, dificulta la prevención y la respuesta eficaz ante siniestros, lo que a menudo transforma sucesos eventuales en fatalidades irreparables.

Otra dimensión relevante que aflora con este caso es que, a la fecha del reporte, el cuerpo de Elkin Ramiro Zapata Tamayo no había sido reclamado para su cristiana sepultura. El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF), de acuerdo a su informe de 2024, atribuye estos retrasos a factores como la migración rural-urbana y la insuficiente comunicación entre las autoridades y las familias rurales. El distanciamiento generado por razones económicas y sociales suele provocar una falta de acompañamiento en los procesos funerarios, afectando la dignidad y el duelo de los allegados de las víctimas.

En cuanto a la investigación, tanto la Policía Nacional como la Seccional de Investigación Criminal (Sijín) aplicaron los protocolos estipulados para este tipo de eventos, cuidando la cadena de custodia de las pruebas y procurando determinar de manera precisa las causas de la muerte, conforme lo subraya la Revista Colombiana de Criminalística en su edición de 2022. La diligencia forense y la colaboración entre entidades es vital para descartar irregularidades y asegurar justicia, incluso cuando los hechos aparentan ser simples accidentes cotidianos.

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Por otro lado, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en su Informe Mundial sobre Seguridad y Salud en el Trabajo de 2023, la mortalidad laboral en el sector agrícola sigue siendo preocupantemente alta, principalmente por falencias regulatorias y tecnológicas que afectan tanto a países en desarrollo como a economías avanzadas. Frente a este panorama, se enfatiza la urgencia de mejorar la capacitación en seguridad laboral, avanzar en el acceso a servicios de salud en regiones apartadas y fortalecer los mecanismos institucionales que velan por la trazabilidad de casos mortales.

Este lamentable suceso invita a repensar la articulación entre autoridades, servicios forenses y comunidades para dignificar la vida y la muerte en el campo colombiano. Análisis de la ONG Derechos Rurales (2024) convocan a un compromiso renovado por parte del Estado y la sociedad para garantizar investigaciones completas y el trato digno a cada ciudadano rural, evitando que tragedias como la de Zapata Tamayo se pierdan en el anonimato o la incertidumbre.

¿Cómo afecta la migración rural-urbana a los lazos comunitarios y familiares en el campo colombiano?

La migración rural-urbana es un fenómeno que ha impactado profundamente la estructura familiar y comunitaria en las zonas rurales del país. Según el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, el desplazamiento frecuente de habitantes del campo hacia las ciudades en busca de mejores condiciones económicas y sociales genera distanciamiento entre los miembros de una misma familia. Esto dificulta la respuesta oportuna ante eventualidades como fallecimientos o emergencias, ya que los lazos se van debilitando con el tiempo.

Además, este proceso migratorio conlleva un reto adicional para las administraciones locales y las autoridades encargadas de notificar y localizar a los familiares en casos de muerte o desaparición. La información incompleta y las dificultades para establecer contacto retrasan los procedimientos legales y el cierre emocional necesario, afectando el tejido social y el acompañamiento comunitario en momentos críticos.

¿Qué protocolos sigue la Policía Nacional y la Sijín en investigaciones de muertes no certificadas como naturales en zonas rurales?

Ante la ocurrencia de muertes que no se certifican inmediatamente como naturales, tanto la Policía Nacional como la Seccional de Investigación Criminal (Sijín) actúan conforme a protocolos establecidos para preservar la integridad de la escena y la cadena de custodia de la evidencia. Según lo informa la Revista Colombiana de Criminalística, esto implica asegurar el lugar, recolectar testimonios, levantar informes fotográficos, y coordinar el traslado del cuerpo a Medicina Legal para la práctica de una necropsia.

Estas directrices buscan evitar interpretaciones erróneas, asegurar transparencia y justicia durante el proceso investigativo, y descartar la presencia de elementos criminales, omisiones o negligencia. La colaboración interinstitucional entre autoridades locales, servicios forenses y judiciales es fundamental para esclarecer los hechos y proteger los derechos de las víctimas y sus familiares, aun en escenarios rurales de difícil acceso.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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