“A la edad de 10, 11 años salió de una leucemia. Se recuperó. Salió adelante y estudió medicina. Para que vengan unos desgraciados infelices y me la quiten. No”, dijo con la voz quebrada Quijano en la emisora.

“Esto es terrible. Terrible”, agregó en la frecuencia el acongojado padre desde Puebla (México), a donde llegó este lunes a las once de la noche para dirigirse a Huejotzingo, localidad en cuya jurisdicción fue asesinada Ximena junto con otro estudiante colombiano de medicina, José Antonio Parada, de 22 años, el chofer de Uber que los transportaba y el también estudiante mexicano Javier Tirado, de 22 años.

Quijano detalló en el mismo medio que su hija llegó a México más o menos en agosto pasado a terminar su internado de medicina junto con Parada, “el compañerito con el que estuvo desde el primer semestre estudiando con ella”.

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Los dos jóvenes colombianos eran estudiantes del programa de medicina de la Fundación Universitaria Sanitas, en Bogotá, pero en intercambio en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla.

“Salieron a Huejotzingo. Estaban en unas fiestas. Después de tener un turno largo, se fueron a pasarla con unos compañeros que tienen familia allá”, siguió con su relato el padre de la joven. “Salieron del festival el domingo a las nueve de la noche. Tomaron un Uber y al parecer pues los atracaron y los mataron”.

También contó que el celular de su hija sí se perdió y que el carro en el que iban se lo robaron. “El celular del muchacho quedó. No se sabe si lo tiró o no lo vieron los delincuentes, y gracias a la ubicación satelital del celular nos enteramos de todo lo que estaba pasando”, añadió.

“Nos vamos a que nos expliquen. Recoger nuestros hijos”, continuó, e hizo un comentario lleno de dudas. “En las noticias han dicho que hay tres personas capturadas. No sabemos qué tan real sea”.

“Uno escucha noticias a diario, como esta que están escuchando. Y sí: duro, ah qué pesar, qué vaina, que este país, que qué violencia… pero uno nunca se imagina que le puede tocar a uno”, dijo entre sollozos. “Esto no puede quedar impune. Las autoridades mexicanas tienen que darnos una respuesta. Que nos digan qué pasó y que cojan esos delincuentes y que los acaben. Ay no”.

Recordó que el mismo domingo tuvo contacto con su hija. “Nosotros hablábamos tres veces al día todos los días. El domingo hablamos mucho y nos mandó unos videos del festival de ese pueblo. Estaba feliz. Le parecía hermoso: la cultura. Ella apreciaba mucho el arte”.