El asesinato de 9 militares en el Catatumbo fue una muerte anunciada. El presidente Gustavo Petro ha exigido y prometido casi en tres ocasiones que va a retirar a los soldados que prestan servicio militar de las zonas de conflicto en el país, sin embargo, esa orden no se cumple.

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Fuentes al interior del Ejército dicen que sencillamente es una orden inviable, casi imposible de cumplir, porque no hay pie de fuerza para abarcar todas las zonas del país.

Lo cierto es que ese atentado del pasado 29 de marzo volvió a poner el debate en el ojo público. Mientras los siete soldados regulares y dos cabos dormían, fueron víctimas de una emboscada del Eln en la que ni siquiera pudieron reaccionar porque los explosivos les cayeron encima. Los soldados que rondaban los 20 años, estaban en un estado máximo de indefensión.

Por esos posibles errores en la protección de los uniformados, el comandante de las Fuerzas Militares, General Helder Giraldo, salió a dar explicaciones sobre por qué estaban en una zona de alto riesgo.

Pese a que él ha insistido en que los militares estaban protegiendo zonas que no se consideran “rojas”, un audio de una de las víctimas sugiere que el Ejército estaba advertido de posibles atentados del Eln en esa zona.

“La vaina está mala, está caliente. El Eln está bravo. Hoy nos dieron información de que hay 14 bandidos en el monte armados y dos camiones. Y que querían atacar la unidad que estaba acá, la única que somos nosotros”, dijo uno de los soldados que tenía apenas 19 años cuando fue asesinado.

¿Pero por qué siguen enviando a los soldados con poca experiencia a las zonas más calientes del país? Según cifras oficiales entregadas a este diario, el pie de fuerza del Ejército está conformado en gran mayoría por soldados que prestan servicio militar entre año y medio o un año. Entre los reclutas no profesionales suman casi la mitad de la fuerza disponible: 55.543 soldados.

Así las cosas, la pregunta recae en qué tan preparado está el Ejército para sacar a todos los soldados que no sean profesionales de las zonas rojas del país y que los demás militares atiendan el conflicto.

Fuentes al interior del Ejército aseguran que la capacidad militar no es suficiente para ocupar todas las zonas del país. Por eso, lo que hacen es que a los jóvenes que prestan servicio militar los envían para trabajar en operativos de patrullaje que no representen un nivel de riesgo mayor. Sin embargo, siempre están vulnerables.

Y es que esta no es la primera vez que los reclutas que prestan servicio son enviados a las zonas rojas. A inicios de septiembre del año pasado, siete policías fueron masacrados por un grupo criminal en San Luis, Huila. De ellos, 2 eran intendentes, 4 auxiliares y 2 patrulleros que prestaban sus servicios de seguridad en una subestación.

Además del repudio, Petro aprovechó para lanzar un primer llamado de atención: “No puede haber más auxiliares en las zonas de conflicto. Jóvenes de 18 a 20 años que prestan el servicio militar obligatorio, que tienen un nivel de experiencia bajo, no pueden estar en sitios de riesgo”.

Pero en diciembre, solo tres meses después de la advertencia, las disidencias de las extintas Farc, atacaron una patrulla del Ejército en el municipio de Buenos Aires, Cauca en la que murieron seis soldados regulares que tampoco superaban los 25 años.

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Petro volvió a lamentarse y a pedir un cambio de fondo para disminuir el número de soldados de servicio militar y aumentar el porcentaje de soldados profesionales.

Pero, hasta el momento, por más que continúen los asesinatos de militares jóvenes, la orden sigue sin cumplirse y al parecer, ni siquiera hay un plan de acción.