La queja fue presentada por la concejal Andrea Padilla Villarraga, quien el pasado sábado denunció en Twitter que, de acuerdo con testigos de la localidad de Usme, sur de Bogotá, un camión salió ese día cargado con perros sin hogar desde la Escuela de Artillería, por instrucción del mayor Luis Palomino.

‘‘Los perros están esterilizados, vacunados y en buenas condiciones de salud porque son cuidados por la comunidad”, sostuvo Padilla Villarraga en entrevista con Blu Radio.

La orden era “arrojar” a los animales en potreros, indicó en su denuncia en Twitter, donde añadió que el año pasado la comunidad también reportó que “un grupo de perros fue cargado en un camión y desaparecido”.

Por esta razón, la cabildante manifestó su preocupación y hasta se preguntó si esta situación correspondía a “otra versión de falsos positivos”.

Sin embargo, según la respuesta que dio el Ejército, a través de la cuenta del general Luis Mauricio Ospina, en esa misma red social, los caninos fueron llevados al Batallón de Artillería, donde recibieron buen trato, vacunación y atención médica, situación que, agregó el oficial, fue corroborada por 2 líderes animalistas que así se lo informaron a la concejal Padilla.

No contenta con ese reporte, la denunciante preguntó, de nuevo en Twitter, por las razones que habrían llevado a que el camión saliera “cargado” de la Escuela de Artillería, y pidió que le informaran qué pasó con los perros que habrían sido transportados el año anterior.

Llama la atención que la concejal use, para el caso de estos animales, una calificación empleada para catalogar una reprochable conducta en la que incurrieron algunos militares: la del asesinato de civiles para hacerlos pasar como guerrilleros muertos en combate.

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No se sabe si la desproporción en la comparación es una estrategia para darle fuerza a la denuncia o es el resultado de un desacierto al subvalorar la dimensión de una verdadera pesadilla humana de la cual aún no despierta Colombia.