La situación de Duque con la oposición la recalcó El Espectador porque el uribismo, recuerda ese medio, “ha promovido en varias ocasiones, y sin asomo de arrepentimiento, discursos excluyentes y violentos. Si los líderes de la oposición recurren a las tácticas obstruccionistas, que son tan comunes en Colombia, haría bien el Gobierno en no permitir que eso lo lleve a perder el norte de inclusión que ha trazado para irse también hacia los extremos”.

Y es que, además, los retos que debe enfrentar Duque tendrán como escenario “un país dividido, con mayorías débiles en el Congreso y una oposición robustecida y envalentonada por los resultados de las pasadas elecciones”.

La fórmula que le sugiere este medio a Duque es defender la institucionalidad y la idea de gobernar sin espejo retrovisor. “Si lo cumple, y ayuda a que Colombia siga erradicando la corrupción y consolidándose como un Estado respetuoso de su democracia, con una cultura política productiva, puede hacer un excelente gobierno y todos saldremos beneficiados. Buen viento y buena mar al nuevo presidente”.

La relación entre Duque y la oposición es tan importante, que El Tiempo advierte que si bien hoy comienza el nuevo gobierno, también es el día en que empieza la nueva oposición.

El artículo continúa abajo

Sin embargo, también destaca que “las principales fuerzas democráticas del país pueden encontrar […] puntos en común y firmar el ‘acuerdo sobre lo fundamental’”. Recomienda “comprender que los constantes llamados a la unidad que ha estado haciendo el nuevo presidente […] no lo son a la eliminación de las diferencias ideológicas ni a la abolición de los debates políticos […], ni a la supresión de las resistencias […], sino una invitación a construir, por fin, una oposición que no opere en contra del Gobierno por principio, sino que tenga siempre en mente lo que mejor le sirva al país”.

Aplaude como ejemplar la actitud de los 18 representantes a la Cámara por Bogotá que dieron a conocer su trabajo en equipo por la ciudad, más allá de sus diferencias políticas. “El gobierno de Duque precisa una oposición sólida, de altura, que proponga, debata, corrija y proteste sobre la base de los hechos y en los escenarios que para ello dispone la democracia”, agrega El Tiempo.

Pero otra parte de la carga de este trabajo por la unidad recae sobre el mismo Duque, sostiene El País, de Cali. “Aunque estén claras las diferencias entre el régimen que gobernó al país durante los últimos ocho años, y se hayan producido diferencias que parecieran insalvables, lo que debe quedar claro es el desafío para el Presidente entrante de concitar a la unión sobre los puntos fundamentales para nuestra Nación, sin que ello implique renunciar a la divergencia y al escrutinio que deben realizar las fuerzas políticas que discrepan de sus orientaciones”.

En ese mismo sentido se manifiesta El Heraldo, de Barranquilla, diario para el cual las acciones más importantes de Duque en la primera fase de su gobierno “pasarán por ejercer un liderazgo sabio y tolerante que reunifique la voluntad de la ciudadanía alrededor de los temas más importantes; el éxito de su gestión dependerá, en gran parte, de su capacidad para restarle razones a una polarización que pareció haberse profundizado durante la contienda electoral”.

“Para cumplir con estos objetivos, que son los que le demandarán todos los colombianos, y no solo quienes votaron por su programa, el presidente Duque […] deberá esmerarse en el fortalecimiento de las instituciones, con un diálogo constructivo con las fuerzas políticas de la oposición, con la continuación de las políticas que considere rescatables de su antecesor y, sobre todo, con enfatizar en cada acto de su gobierno que es el presidente de todos”, añade el diario barranquillero.

Para este medio, no está solo en manos del naciente gobierno que su servicio sea fructífero para el país. “La oposición y la prensa libre deben ejercer una fiscalización rigurosa pero justa, que critique lo negativo y reconozca lo positivo, que confronte con respeto y argumentos, y que esté abierta al diálogo y a la concertación en los temas superiores”.

Para El Colombiano, Duque asumirá el mando de un país polarizado, “donde los líderes políticos se perdieron el respeto y han contagiado algunas partes de la sociedad, sin importar los niveles de educación y oportunidades, de una miopía egoísta y agresiva que impide ver al otro, unirse en lo fundamental y respetarse en las diferencias”.

“Ahora lo debe hacer incluyendo a todo el país, porque a partir de hoy representa tanto a quienes le votaron, como a quienes se le opusieron, a quienes no sedujo y optaron por el voto en blanco o la abstención”, advierte el diario antioqueño. “De no lograr este objetivo se arriesga a quedar envuelto en una tormenta perfecta, resultado de un fuego cruzado que podría paralizar sus posibilidades creativas y su gestión”.